ME CANSÉ
me cansaste
me cansaron
El mundo
de repente
me agotó
Me agotó el esfuerzo inteligente
el vano
hasta el estúpido
Me agotó París con su belleza
su sucia gente medio loca
el displicente desgano europeo
la falta de sol
Y me agoté de mí
mis cercanos sueños siempre lejos
mi madeja insoportable
mi soledad
No
Ahora sin pudor quiero decir que quiero
estar en mi casa
buscar a mis hijos en la escuela
poner una olla al fuego
saludar a los vecinos
vivir donde no nací
donde nada entiendo
perdidamente siempre
en un concentrado
de amor
*
a Eduardo Lizalde
al Dr. C
ESTÁ ESCRITO: dos pastillas grandes
dos pastillas blancas que no debe olvidar
no debe olvidar
tomar
La orden
aquí escrita
es clara
y es de orden:
someta usted el impulso de sacar su ser del ser
ablande su alma
apague el soplo de hierro
el pestilente grito de monstruo
de su pecho
No debe olvidar las dos pastillas
no debe olvidar
insiste
insiste
el trazo armónico de sí
bailar ritmos regulares
querer consistentemente
y ser sólida
ser sólida
Tráguese, señora, las pastillas y sane
y déjese de joder
–no dice–
porque nunca, señora, nunca sabrá
por qué no tuvo
no tiene
ni tendrá
paz
*
a la epilepsia
HA VUELTO a mí la montaña
ha vuelto como vuelve cuando vuelve
ha vuelto tan brutalmente hermosa
tan aplastantemente hermosa
que no sé si es
no sé
Pero he visto esa montaña
he subido hasta la cima
he visto allá el mundo amplio
¿entiendes?
he visto allá un mundo tan amplio como todos los mundos
Sopésalo
entiéndeme
entiéndeme por favor:
amplio con la amplitud que en un punto duele
y mucho
Sí
yo he visto esa montaña
yo he subido por ella
yo he visto su lago desde mi casa
he buscado más casas frente a ella
más
y
más
casas
porque es mía
porque es tan mía que voy a morir si no la veo
voy a morir si no la tengo
si no tengo mi casa
y mi calle
y mi lago
en mi ciudad que no existe
en mi casa que no puedo comprar
en la cima que oscurece cuando llego
y en toda esta certeza incierta de haber tocado la más pura belleza
y haber perdido todo
Nada
nada es mío
y es así:
la epifanía es un cuadro clínico
la montaña un mero síntoma
la belleza tacto en la niebla
la amplitud polvo flotando en luz