“Me trajo el mar su palabra reventada,
Su latir, su pausa, su castigo”.
Damsi Figueroa Verdugo. Muerte Natural. Ed. Delarchivo. 2020.
Escribir, sería una operación de lenguaje inscrita en el temblar primero de la vibración del rayo clavada en una superficie. Esa intuición heraclitiana de Gonzalo Rojas que moviliza el relámpago de su fuego imaginal, es al mismo tiempo el aire que mueve los labios del asombro y la escritura de Damsi Figueroa Verdugo1. El temblor de sus palabras corta el vuelo en distintas direcciones y zigzaguea el ritmo creativo del nombre que desata el soplo sitarino de su logos vendaval.
“Así nacía la poesía dentro de mí, como una isla especular que me latía, como un volcán silencioso de lava y de preguntas”2.