Una obra de Nabil Anani (Palestina, 1943) titulada Sabastiya me resulta de especial interés. En ella se puede ver una casa en lo alto de un cerro, rodeada por árboles. Para el espectador, la pintura se muestra como un camino largo que tendría que hacerse para llegar arriba y poder acceder a la casa. Camino que tiene escalones naturales cubiertos de más árboles. Sabastiya o Sebastia se encuentra en Nablus, ciudad controlada por la Autoridad Palestina, pero gran parte de sus terrenos han sido expropiados por Israel, incorporándolos a la zona C de Cisjordania, donde el Estado sionista controla militar y administrativamente el lugar. Con estos datos en mente, al apreciar la obra de Anani, pienso en la casa como una forma imaginada, refulgente de colores. Una casa como imagen poética, radicada en la infancia, esa que, como dice Bachelard, terminará repitiendo todas las casas en que habitemos nuestra vida.
Palestina
Lorenzo Alunni / La arquitectura forense, o las grietas de la verdad
Estética, Filosofía, PolíticaA lo largo de su vida, Leonardo Da Vinci no hizo más que llenar cuadernos. Tener siempre un cuaderno listo para recibir sus más dispares ideas y reflexiones era parte fundamental de su método, y de su grandeza. En muchas de esas páginas se encuentran estudios sobre grietas en los edificios. Creía que una grieta estructural en un edificio tenía el poder de revelar información que de otro modo quedaría oculta sobre la forma en que ese edificio fue concebido, diseñado y construido. Las grietas se acuñan en las zonas del material donde el nivel de cohesión es más bajo y está más expuesto a las fuerzas opuestas. Es una metáfora adecuada, y no es casualidad que el propio Leonardo recomendara mirar de cerca las grietas para entrenar la imaginación. Y no es casualidad que esa misma metáfora haya sido utilizada por el arquitecto Eyal Weizman para describir el trabajo de la Arquitectura Forense en su libro homónimo (publicado originalmente en 2017).
Eyal Weizman y Monica Biancardi / La imagen (in)fiel
Estética, PolíticaCon motivo de la quinta exposición de Arquitectura Forense, celebrada en el Museo de Luisiana de Copenhague del 20 de mayo al 23 de octubre, me reuní con el fundador de Arquitectura Forense, Eyal Weizman, y le hice algunas preguntas.
MONICA BIANCARDI: Cuando nos reunimos de nuevo en abril en Ramala, también con Yazid Anani, director artístico de la Fundación Qattan, nos confirmó que había aceptado exponer en el Museo de Luisiana. Es uno de los más bellos museos de arte contemporáneo del mundo, que ocupa una lujosa y luminosa casa de campo con grandes ventanales y un hermoso jardín, fácilmente accesible desde Copenhague. El jardín, repleto de arte, tiene vistas al mar Báltico y, mientras consumes allí tu bocadillo estrictamente con chaqueta, observas a los niños nórdicos bañándose en el mar rizado por el viento. Todo esto es un poco vertiginoso y me gustaría saber cómo la Arquitectura Forense, que cruza la arquitectura, el derecho, el periodismo y los derechos humanos, ha dialogado con espacios similares…
EYAL WEIZMAN: El museo es único por la forma en que interactúa con el paisaje, y lo hace de forma suave. Por lo general, durante las exposiciones creamos un foro para permitir un debate con los presentes y con los supervivientes de los acontecimientos que examinamos, ofreciendo así varios puntos de vista. A partir de los datos recogidos en las entrevistas, abordamos los aspectos culturales, políticos y estéticos, situándolos en un contexto histórico más amplio. Ejemplo: cuando hicimos la exposición en la Ciudad de México sobre los 43 estudiantes desaparecidos tras participar en una manifestación en septiembre de 2014, a través de los testimonios de los sobrevivientes construimos una plataforma interactiva sobre los acontecimientos invitando a los padres a intervenir, para poder reclamar al Estado las respuestas que nunca obtuvieron, y denunciar la corrupción y la prevaricación. O en Londres invitamos a personas, que generalmente no asisten a las exposiciones, para reconstruir la investigación del brutal asesinato del joven Mark Duggan por las fuerzas del orden. En Fráncfort nos centramos, en cambio, en el asesinato por parte de un nazi de unos inmigrantes en el barrio de Hanau, y en la implicación de la policía que sembró el terror. También en este caso, la denuncia provino de la población afectada.
Aldo Bombardiere Castro / Mensajerxs
Filosofía, PolíticaA quienes han caído, gracias a quienes han caído.
Hoy Francisca Sandoval; ayer Shireen Abu Akleh; mañana Julian Assange; antes, ahora y siempre, periodistas de investigación y reporterxs que, al ser asesinados, traen al presente el fantasma más cruel de todos: el imperio y la impunidad del poder. Chile, Palestina, Estados Unidos, cientos de países más. En cualquier parte. Siempre, en todo momento y sin localización precisa, estamos siendo localizables: quien denuncia es una amenaza. Para el poder del capital su interrupción es sinónimo de negación. No importa el género, la acreditación periodística, la nacionalidad, la etnia y ni siquiera la inverosimilitud de las justificaciones con que se intenta poner en duda cada crimen. Habrá algunxs más susceptibles de ser asesinadxs, pero ningún atributo identitario es capaz de asegurar que no lo vayamos a ser (“Judíos que odian a los judíos; judíos que se odian a sí mismo”, reza el eslogan sionista, identificando solapadamente categorías religiosas con étnicas). Si denuncias al poder, ya estás contra el despliegue de la historia del capital.
Mourid Barghouti / Extendió la mano
LiteraturaPresentamos el poema Extendió la mano del escritor palestino Mourid Barghouti (1944-2021). Traducido del árabe al inglés por Shaimaa Abulebda. Ofrecemos aquí una versión en castellano.
Extendió la mano
Cubierta de polvo, descalza, sentada en la tierra
entre las hileras de tiendas hechas jirones
frente a ella, un plato repartido tras una larga espera
Mauricio Amar / Sobe una fotografía tomada en Gaza
Estética, FilosofíaComo bien dice Roland Barthes, si la fotografía tiene un poder sobre la mirada, ello tiene que ver fundamentalmente con una fuerza indicadora de verdad. Podemos rechazar la idea de verdad por completo y, sin embargo, cuando vemos una fotografía, pensamos que estamos ante un hecho que ocurrió realmente, incluso sabiendo que el compuesto de esta realidad es la fugacidad, el instante, lo irrepetible. Alfredo Jaar ha planteado que una fotografía siempre se hace, es decir, lleva consigo una mirada que no está en la fotografía sino que es la del fotógrafo que encuadra y crea una ventana en medio de lo fugaz. La imagen fotográfica aparece, entonces, como una especie de mirada compartida entre el fotógrafo y su público, una manera de hacer común la luz de un instante.