Gerardo Muñoz / San Casiano y los estudiantes

Arte, Estética, Filosofía

Hay una pintura de principios del siglo XVI en las galerías de la Universidad de Bolonia que muestra la espantosa muerte de San Casiano de Imola a manos de sus propios alumnos. La leyenda es conocida aunque vale la pena repasarla: se cuenta que Casiano era un cristiano que huía del Imperio Romano, y encontró un puesto de maestro en la ciudad de Imola hasta que fue descubierto y expuesto. En las hagiografías de los santos se destaca su pasión por la lectura y escritura que inculcó a sus alumnos. Esto confirmaría el alto precio del castigo aplicado a Casiano: tortura y muerte a manos de una turba de jóvenes estudiantes (algunos supuestamente incluso trajeron sus punzones afilados). La pintura de Bolonia es, de hecho, una miniatura de aproximadamente cinco por siete pulgadas, en la que podemos ver a ocho jóvenes estudiantes golpeando a Casiano desnudo y atado a un tronco. El pintor anónimo ha elegido cuidadosamente que todas las figuras den la espalda al espectador, a excepción de un estudiante en el extremo derecho de la pintura que parece sostener una especie de cuenco en el aire. Éste parece estar desconectado de la multitud frenética. Y, sin embargo, no hay heridas ni contusiones en el cuerpo de Casiano, lo que podría ser una declaración alegórica del pintor sobre la condición del mártir, o, más literalmente, denotar el simple hecho de que el cruel festín acaba de comenzar. El rostro parece poseído por una monótona incredulidad que aún no llega a expresar el éxtasis del sufrimiento corpóreo. Definitivamente su postura es la de un humillado en medio de un acto tan violento y atroz. Esto se destaca por la escenografía del asalto, que no parece tener lugar al aire libre, sino en una habitación extraña cuya única salida se devela desde una oscura y siniestra franja negra al lado izquierdo de la pintura.

Mauro Salazar / Capitalismo académico y colonialismo intensivo en el Reyno de Chile

Filosofía, Política

a la orfandad hermenéutica de nuestro presentismo

Es un lugar común afirmar que la sociedad chilena experimentó (años 80′) la configuración de un «sistema terciario», masificación acelerada, al decir del mainstream, traducido en la consolidación de un “rubro rentable” para la iniciativa de agentes privados que pavimentaron el camino de la «Universidad del incentivo». Aquí se erigió un sector neo-extractivista de servicios educacionales que se benefició (empresarialmente) de la dinámica de los “mercados emergentes” vinculados a la irrupción de la gobernanza promovida por el BID y el Banco Mundial. Todo ello bajo el dictum de la llamada Nueva Gestión Pública y la economía política del management. Bajo la intensificación del aceleracionismo (acumulación de capital humano) quedó sellada la suerte de la Universidad republicana -estatal/nacional- y sus piochas de bronce. En medio de los lúgubres procesos burocráticos impuestos por la “dominante neoliberal”, la irrupción del paper, devenido en el dinero de la academia, hemos visto la transformación del propio léxico universitario moderno en una “gramática managerial” donde la actual Universidad porta una melancolía insalvable. Hoy el mapa universitario no sabe cómo reorganizar la orfandad hermenéutica ante el despliegue de tecnólogos y métricas homogenizantes.

Mauro Salazar / Vía chilena de capitalismo académico: la indexación como precarización de la creatividad

Filosofía, Política

“No escribimos según lo que somos, somos según lo que escribimos”, Kafka

En el marco de las transformaciones de los sistemas universitarios –tendencias “glonacales”– la sociedad chilena experimentó (años 80′) la configuración de un “sistema terciario” –masificación acelerada, al decir del mainstream–, traducido en la consolidación de un “rubro rentable” para la iniciativa de agentes privados que pavimentaron el camino de la “Universidad del incentivo”. Aquí se erigió un sector neo-extractivista de “servicios educacionales” que se benefició (empresarialmente) de la dinámica de los “mercados emergentes” vinculados a la irrupción de la gobernanza promovida por el BID y el Banco Mundial. Todo ello bajo el dictum de la llamada Nueva Gestión Pública y la economía política del management.

Giorgio Agamben / Estudiantes

Filosofía

Han pasado cien años desde que Benjamin, en un ensayo memorable, denunció la miseria espiritual de la vida de los estudiantes berlineses y exactamente medio siglo desde que un panfleto anónimo publicado en la Universidad de Estrasburgo enunciaba su tema en el título Sobre la miseria en el ambiente estudiantil, considerada en sus aspectos económicos, políticos, psicológicos, sexuales, y sobre todo intelectuales. Desde entonces, no sólo el diagnóstico sin piedad no ha perdido su relevancia, sino que podemos decir, sin temor a exagerar, que la pobreza –económica y espiritual- de la condición de estudiante se ha acrecentado en una medida incontrolable. Y esta degradación es, para un observador perspicaz, aún más evidente, en tanto se trata de ocultarla mediante la elaboración de un vocabulario ad hoc, que se encuentra entre el de la empresa y el de la jerga de nomenclatura de laboratorio científico.

Jacques Derrida / La filosofía y sus clases

Filosofía
Traducción de Vicente Montenegro Bralic (colaboró en la revisión: Isaac Hernández).

En un momento en el que ningún proyecto de reforma ha sido aun publicado, ningún documento sometido a análisis, ninguna negociación oficialmente iniciada, indicaciones fragmentarias han sido de un tiempo a otro liberadas a la prensa. Ellas conciernen solamente los principios rectores de una “ley de orientación del sistema educativo”. Estos principios parecen estar ya definidos. Se conocía así, en sus grandes líneas formales, la organización general de la enseñanza primaria y secundaria. Fue el tema de aquello que el ministro llamaba el primer “paquete”[1]. Abandonada a comisiones de las que no se sabía cómo serían constituidas, más precisamente designadas, la definición de los contenidos de enseñanza fue brutalmente disociada y subordinada. Ella deberá seguir: en un tercer “paquete”, se dice nuevamente, “actualizado y adaptado”. Todo ocurre como si se hubiera querido sustraer el proyecto de un auténtico examen –sistemático y crítico– y desmovilizar, por astucias de procedimiento, una oposición de la que se tienen buenas razones para temer. Los modos de elaboración (o de improvisación), de publicación (o de ocultación) de un proyecto así de serio convocarían ya, por sí solos, a un análisis vigilante.

Sergio Villalobos-Ruminott / Equivalencia neoliberal e interrupción nómica: el conflicto de las facultades como contrato social

Filosofía, Política

1. – La pregunta por la universidad pareciera referirse solo a una realidad constituida universitariamente. Sin embargo, esto no equivale a decir que la universidad piensa universitariamente lo real y, por tanto, solo piensa un aspecto de la realidad. Por el contrario, la pregunta por la universidad implicaría también, ya desde su mera formulación, la aceptación de la condición aporética de la misma universidad, cuya pretensión es captar las dinámicas históricas de su época mientras no puede escapar a esas mismas dinámicas. La consecuencia fundamental de esa aporía es que cualquier discurso universitario que intente sobre-codificarlas, desplazarlas o resolverlas, quedará inexorablemente sujeta a ellas. Es en esta tensión donde se constata la inutilidad de hablar de la Universidad (como un universal neutro), ya sea pasada, moderna o “posible” como si se tratara de una idea, modelo, arquitectónica o institución, pues la universidad es ya, desde siempre, una articulación contingente de fuerzas y facultades en pugna. La contienda de las facultades kantiana, por lo tanto, no es solo una hipótesis filosófica para determinar el rol de la facultad de filosofía, sino una caracterización imperfecta de la relación entre universidad y hegemonía, ya sea de cara a su “interior” como división del trabajo universitario, ya sea de cara a su “exterior”, en cuanto sustento y mediación en la configuración hegemónica del poder y su legitimidad.