Santiago de Chile, Ediciones La Cebra, 2016, 497 pp.
¿Es posible o legítimo incursionar no solo más allá de las representaciones consabidas de la política sino también por unas zonas o sombras que pueden desestabilizar incluso el lenguaje que se ha consagrado tradicionalmente a esta esfera? ¿Hay un “irrepresentable” de la política que, si bien no posible de conocer o calcular, al menos inevitable de “pensar”? ¿A qué límites y riesgos nos conduciría una investigación que quisiera asomarse por unos “afueras” lejos del alcance de nuestros marcos familiares? ¿A qué tipo de desasosiego nos exponemos?