Una palabra que no dice nada, que se escenifica para no decir nada. Que se destruye sin alcanzar a significar. Fonemas rotos, que alcanzamos a escuchar como si fuesen un todo, pero en realidad, dentro de ese todo sólo está un antiguo pegamento endurecido y quebrado. No hay un entre en las palabras y aún así persiste en alzarse al lenguaje, que se llena de ellas, es decir, se forma como un lenguaje con palabras que no dicen nada.
Poesía
Joumana Haddad / Árbol azul
PoesíaCuando tus ojos se encuentran con mi soledad
El silencio se convierte en fruta
Y el sueño en temporal
Se entreabren puertas prohibidas
Y Eva aprende a sufrir.
Cynthia Arrieu-King / Ming la Almeja
PoesíaQuahog dos pezuñas apretadas entre doscientos hermanos.
Con un punzón, alguien contó sus escaleras
que conducen a una dinastía
quinientos años de marea,
cerca de dos mil yunques de sol-
y tú, gordo en la castañuela que hiciste
un hogar de calcio, una habitación dedicada.
Si no fuera por nosotros, vivirías
tranquilo como un amanecer
que es donde presenciarte vivo-
mientras las miradas se inclinan lejos de tu labio
un destello, los anillos de flash de Saturno
visto a través de una lente, su hielo volando aparte
allí se sientan los anillos
un sombrero quieto e inclinado
aquí para descubrir
cómo dejar las cosas en paz
Miguel Ángel Hermosilla / De lo ominoso y la imaginación en la escritura de Leyla Selman
Filosofía, Poesía“Tal vez, un poema quiera ser entendido/extendido como oscuridad, como oscuridad del poema, vale decir, como la puesta en duda de cualquier posibilidad de existencia”1
Cuando el movimiento de las palabras retumba hacia el afuera de la lengua y todo lo familiar resulta una angustia radical, desconocida e “inquietante”, entonces el “lugar” de la escritura podría ser pensada topológicamente, es decir como “lugar” que “no tiene lugar” en la representación cartográfica que el poder define según la racionalidad antropologizante de la lengua imperial.
Hai-Dang Phan / Canto para el charlatán orejicastaño
Poesía
Y luego se precipitó al abrazo de las montañas
de la meseta de Kontum, surcando el paso de Lo Xo,
Voló más allá de Măng Đen, mareado entre curvas cerradas,
flotando en la exuberancia a 1.200 m sobre el nivel del mar,
En medio de un mosaico de árboles de hoja perenne de primera, jadeando.
Y allá arriba vimos: estratos de formas esmeralda,
De haya, laurel, magnolia, brezo y mirto.
Bajo un follaje ininterrumpido, en el sotobosque…
De ese bosque húmedo montano superior rico en especies,
Oculto en algún lugar de ese misterio debe estar
nuestro propio zorzal de orejas castañas.
Garrulax konkakinhensis fue nuestro viaje del día…
Guillermo Enrique Fernández / Notas e impresiones sobre La corona de versos de Francisca Bustos Baeza
PoesíaNuestra tradición racionalista nos obliga a clasificar todo, en este caso deberíamos clasificar este libro. He ahí nuestra primera dificultad, un libro que transita entre la poesía y la historia. Esta historia es la de los conquistadores (y su representación) que arribaron a este territorio. Podríamos elucubrar, entonces, que este libro puede ser una contraparte de la Araucana, poema épico de Alonso de Ercilla y Zúñiga, cuyo primer volumen fue publicado en Madrid en 1569. Hoy nos reunimos en torno a La corona de versos de Francisca Bustos Baeza, en Santiago de Chile en 2023, en la sala “Ercilla” de la Biblioteca Nacional. ¿Hacer presente esto es forzar una simbología? o es un espacio que condensa simbólicamente este cruce que abre la escritura, como en este caso, entre historia y poesía, uniendo territorios, confrontando territorios.