La compositora canadiense Sarah Davachi (1987) plantea en Dominions una hermosa y dulce monotonía. La repetición con variaciones sirve de base para la intervención de capas sonoras a veces largas y otras de corta duración, pero siempre hipnotizantes, como si estuviésemos en un espacio-tiempo lo suficientemente vasto como para sentirse fuera de todo límite territorial.