NOMBRAMOS A LA HOGUERA
[cuando se enciende en la madrugada]
La casa en la que viví está inhabitada:
pero la puerta tiene la misma hendidura
que el filo del hacha le hizo al árbol
aquel día en el que vió sus formas al nacer.
Nombramos a la hoguera
[para que el vestigio nos pueda desafiar.]
En el marco de la ventana:
siguen las huellas del niño
que dibujaba oropéndolas y zanates
con la polvareda de las calles
y el subterfugio de los arcoíris.
Nombramos a la hoguera
[mientras la herida decide volver].
Las paredes siguen intactas:
pero no olvidan la luz en los pasillos
ni el corte preciso de las palabras
ni las cicatrices que hicieron los espejos
cuando reflejaron la anatomía de las moscas
y la metamorfosis de las cucarachas.
Nombramos a la hoguera
[cuando el silencio ha decapitado la noche.]
La casa en la que crecí sigue inhabitada:
en el techo aún están colgadas las voces
y los presagios que las arañas tejieron
desde el primer día en el que nos fuimos
cando aun las antorchas estaban encendidas.
Nombramos a la hoguera
[para ser testigos de la bruma que se riega por las mañanas.]
ANATOMÍA DEL ÚLTIMO POEMA
Entonces el poeta
recogió los restos de sus poemas
y en voz alta les dijo:
este será el último día
que estaré junto a ustedes
mañana iré al cielo o al infierno
da igual para el que escribe:
en la tierra y en la enfermedad
encontré dos comales a fuego alto
que calientan la memoria del escritor.
Después prosiguió diciendo:
a todos los presentes
que son como mis discípulos
coman y beban de lo que está
en el centro de la mesa:
las uvas y las fresas están bañadas
con la sangre de mis ojos,
el vino que hay en la botella
está compuesto de mis jugos gástricos
y el pan tan suave que van a degustar
viene de mi hígado y demás intestinos.
El poeta se levantó de la mesa
y miró a todos de frente y les dijo:
disfruten este preciado banquete
mañana seré entregado al juicio final
y ejecutado antes del canto de los gallos:
uno de ustedes negará el valor de mi obra
y otro dirá que mis versos estaban gastados;
en la presencia de mi nombre afirmarán lealtad
y en mí espalda llegarán con puñales y martillos
pero no los juzgaré ni con una gota de rencor
porque esto estaba escrito desde mi nacimiento.
Estando seguro de su decisión
el poeta bajó su copa llena de tinta negra
y les dijo con serenidad a los presentes:
recojan los frutos ennegrecidos de la poesía
porque de ellos emergerán
pequeños cálices de fuego
que harán de esta cena y sus corazones
un domo en el que arderán brasas y cenizas.
Luego el poeta se sentó en la mesa
y viendo que todos murmuraban
tomó la copa nuevamente y les dijo:
coman y beban tranquilos en este día
mañana ya no estaré con ustedes
es posible que un puñado de esqueletos
descienda desde el cielo y venga a recogerme:
aunque la piedra esté quebrada o ausente
estarán mis versos andando entre los hombres
cabalgando como caballos en el horizonte.
EL HOMBRE FRENTE AL ESPEJO
Son los fantasmas de los años
los que tocan a mí puerta:
los que mecen la cuna de cemento
en la que mi madre me vió crecer.
El hombre frente al espejo
me mira como mi padre o mi abuelo
hay en su mirada un mar de condenas:
caminar entre las brazas como Teseo
o recoger los higos y las espinas
como lo hizo aquella serpiente
al ser expulsada de los cielos.
Yo soy el que deambula
entre las pesadillas de mi ciudad,
yo soy el que derrumba muros
y borra cada uno de los lamentos,
yo soy quien heredó la sentencia de Judas:
he visto a muchos recoger las monedas
cuando caen lentamente desde mi piel.
Son los féretros los que me llaman:
tienen mi nombre escrito en cada tabla,
están forrados desde adentro con mi sangre,
llevan en su interior todos los huesos
de aquellos hombres en los que me convertí.
Yo soy aquel que arrastra
las cadenas a medianoche
por las alcantarillas de mil colonias
y los bosques de la polvorienta ciudad,
yo soy el que recoge las sobras del fuego
y se quema con las cenizas de las palabras,
yo soy el que desorientado vuelve a la cuna
y espera que la muevan nuevamente:
para quebrar la piedra frente al espejo
y recoger sus restos con la certeza
de que volverán como las voces en el viento
cortando cuando caiga el rayo en la mañana.
MAÑANA SUBIREMOS LAS ESCALERAS
[y Ulises nos mirará]
Será mañana
e iremos despacio
para que nos vea
la sombra del amanecer.
Encenderemos una fogata
y llevaremos el fuego en las manos
caminaremos despacio por el asfalto
y leeremos un poema de Baudelaire.
Nos sentaremos en la sexta grada
y miraremos caer los relámpagos
y esperaremos a que pasen
los poetas con los bolsillos
llenos de muerte y poca esperanza.
Será mañana cuando suceda
y atento Ulises nos mirará:
sostenernos de las heridas manos,
subirnos hasta la última grada
y lanzar desde nuestra garganta
todo aquello que nos agobia:
como la enfermedad a la boca
como el THC a la esquizofrenia
como si todo esto [incluidas las escaleras]
se tratara de sombras y cristales rotos.
EL MURMULLO DE LOS ZORZALES EN EL SARCÓFAGO DE LA VIDA
Aquí fueron arrojados
como si estuvieran pagando un castigo.
Primero abrieron sus ojos
y luego dijeron un nombre
como si se tratara de un vaticinio:
salve la poesía a quienes fueron enterrados
salve la poesía a Leopoldo María Panero.
Después abrieron el sarcófago
y se posaron en los hombros de la vida,
extendieron en el viento sus alas
y nuevamente trinaron un nombre:
antes salve la poesía a quienes
vieron de frente las entrañas del abismo
salve la poesía a Juan Ramón Molina.
Esperaron la llegada de los zanates,
el nacimiento de los buitres,
y el ansiado surgimiento de los cuervos
para juntos pronunciar un nombre:
antes salve la poesía a quienes fueron borrados
salve la poesía en su tumba a los pájaros
que nacieron desde el vientre del poema
y en el amanecer fueron sepultados.
NO PERTENEZCO A NINGÚN LUGAR
[capa y hueso] desde antes del nacimiento
Abro mis manos en la oscuridad
para que las serpientes y los alacranes
vean los estigmas que como presagios
me habitan en el parsimonio de cada día
[cara o cruz] desde antes del nacimiento.
Camino entre tanquetas de guerra
y grandes edificios abandonados
no pertenezco a ningún lugar:
pero soy aquel que se alimenta
de la áspera profundidad de la nada
y de quienes cambiaron su corazón
para mitigar la equimosis del pasado
[no soy/no existo] desde antes del nacimiento.
Espero otras palabras y otros lugares:
como si el filo de una luminosa navaja
cayera entre los dedos de mis manos
y se llevara mi piel y estos estigmas
[no creo/no veo] desde antes del nacimiento.
No pertenezco a ningún lugar
pero camino entre valles olvidados,
riachuelos grises y amarillos
no tengo nombre ni rostro definido:
pero espero la llegada de una puerta
[como si se tratara de una boca
en la que caben mis nombres y otras heridas]
o el esplendor de una ventana
de la que surgen los cimientos de una casa
que no he visto ni he conocido
[grito y estallido] desde antes del nacimiento.
SOBRE LA MORAL Y LOS CUCHILLOS
/1/
La marca esta dentro de la boca:
esparciéndose como el polvo,
convergiendo con la caricia
de una niebla perversa y atrofiada.
/2/
La puerta se abre despacio:
las sombras entran lentamente
imitando la puesta en escena
de un antiguo performance
sobre la moral y los cuchillos.
/3/
Adentro se cierran las ventanas:
caen las cortinas como la sangre
en el interior de un angosto hervidero.
/4/
Las sombras se ocultan
se los dientes y la lengua
que humedecen aquella escena
como los zorzales de corazón ahogado.
/5/
Muy atrás vienen los cuchillos:
saliendo del interior de la boca,
dejando ver las cabezas,
escupiendo la inmensidad de la saliva,
esperando que se abra la puerta:
para que el estallido de la marca
nombre las formas en picada
sobre las que viene la gangrena.
Omar Cruz (El Progreso, Yoro, Honduras, 1998). Estudiante de la carrera de Periodismo y Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Algunos de sus textos aparecen en diversas revistas literarias y periódicos de América y España. En el año 2022 fue finalista en el Concurso de «Cuentos de Suspenso, Ciencia ficción y Misterio» convocado por la revista literaria mexicana Inéditos, en 2023 ganó la «Convocatoria de Ensayo Breve» por la revista literaria Vuelo de Cuervos en Madrid, España. Obtuvo el primer lugar en el «Concurso de Cuentos y Ensayo» convocado por el diario español La Crónica del Henares, fue finalista en la «III Edición de los Premios Literarios Yunque de Hefesto» convocados por la revista literaria El Yunque de Hefesto en Madrid, España y recientemente ganó el tercer lugar en la «Sexta Convocatoria Literaria» por la Revista Exogénesis de Zaragoza, España. Es autor del poemario: Hologramas de ayer, hoy y para siempre (Atea Editorial, 2019). Ha sido traducido parcialmente al Inglés, Francés, Catalán, Italiano y al Japonés.
FACEBOOK: Omar Cruz / TWITTER: @OmarZavala1998 / INSTAGRAM: Omarpoe98

