Rodrigo Verdugo / Poemas de Anuncio, XIII Parte

Poesía

258

Bajo una dorada gloria

el mar es besado por muertos

polen que se disputan los dioses,

semen que se disputan los barcos.

Me estrello contra tu templo

antes que un cóndor ciego

conquiste a una golondrina.

El mar besa dioses

que lo van besando

y la suma de todos esos besos

son el oleaje que al atardecer

contemplarán todas

las parejas que vendrán.

Sueño que viajo hacia el mar

junto a una desconocida

que besa un cuchillo

pensando en un camino iluminado

y antes que un cóndor ciego les bese,

los dioses se besan

dentro de un templo,

montan las lenguas

un calvario calipso.

Sueño que encuentro la tumba

de quien me dono sangre

y una golondrina

deja caer sobre ella

una lanza cubierta de polen.

Bajo una dorada gloria

soy mi propio enemigo,

soy mi propio rigor,

soy mi propia ceguera,

y mis sueños envidiosos

aúllan debajo de los avellanos.

Explota la niebla en mi alma,

un espejo se derrumba en la constelación,

de tanto y tanto estrellarme

contra un templo

se han purificado mis sueños,

viajo ahora hacia el mar,

junto a una viuda que bebe te azul

un polen desasido

se despega de la lanza,

un semen desasido

entrampa las olas,

lavamos las ropas

de los que recién han muerto

soy un cóndor ciego

buscando quien le ilumine

el camino en el abismo

buscando quien le enseñe

como sofocar sueños envidiosos

debajo de los avellanos

buscando que lenguas

han de montar este calvario calipso.

A orillas del mar

algún día recogerás la raíz

que le donará a tu corazón

los cambios de una estrella

a orillas del mar

algún día caminaremos

sin mi ceguera de cóndor,

sin que tú seas

la golondrina del templo,

pero ay, dioses y barcos

se disputan a quienes parten primero

como si fueran polen o semen

polen que se disputan los dioses,

semen que se disputan los barcos,

y seguimos bajo una dorada gloria

lavando las ropas

de los que recién han muerto.

259 A Angelica Pinto

1

Tu naipe salta las fraguas

llega a la mesa donde has puesto

los retratos de tus padres muertos.

Frente a esos retratos

aprietas tus manos

se agitan las hierbas muy crecidas

que están detrás de la ventana.

Frente a esos retratos

aprietas una semilla

la casa vuelve al vacío

que alguna vez fue.

2

Tú eres esa anímala

que respondes como fragua

a salivazos, 

a meados, 

a azotes,

cuando se echa

en una cama de motel

que limita en línea recta

a menos de tres cuadras

con la tumba de tu padre.

3

Todos los domingos la visitas

amanece con una limpidez matinal

como la saliva de miles

de viudas, y anímalas

que hubiesen corrido encima de ella

limpiándola y dejándola

como un naipe fraguado

listo para el juego encarnado.

4

Tu visita todos los domingos

la tumba de tu padre

si, parece un naipe fraguado

seres de aire levantan la vista

y ven que ha amanecido

y agitan unas hierbas crecidas

las mismas que la anímala contemplo

antes de mear

las mismas que tu padre contemplo

antes de morir

las mismas que ahora tu misma contemplas

amando a quien

aparezca debajo del juego encarnado

poniendo su frente

para que le caigan

gotas de agua,

gotas de sal,

total, el naipe ira consumiéndose 

como juego y suplicio

en la fragua.

5

Tú eres esa anímala

meàndose por placer en el naipe

la fragua aparece debajo del naipe

levántalo antes que las nubes

desencarnen el juego

he ahí tu padre

atormentándose con lo incognoscible

bañándose en cenizas

antes de enamorarse  

comprando ídolos con cráneos de perros

para adornar el living

golpeándose arriba del colchón

con un látigo celeste

para sentir en si mismo

el vacío de los frutos,

el mismo vacío de los frutos

en los frutos que compro

su último día de vida

despidiéndose antes

de tomar el tren

con un “hasta la eternidad”

dejando debajo de su colchón

un ejemplar del marqués de Sade

envuelto en un cinturón

junto a la carta de un herrero loco

sí un herrero loco

que puso en el centro de la ciudad

una tienda de cinturones

cinturones que fueron látigos celestes

golpeando el vacío de los frutos

golpeando las líneas de la mano

de alguien que ha muerto hace poco

de alguien cuyo cadáver desnudo

ven en todos los atlas de anatomía

golpeando las líneas de la tempestad

esas que alimentan a arañas

que muerden solo a los viajeros

que se despiden

con un «hasta la eternidad»

tomando trenes

donde transportan kilos de cueros 

para hacer cinturones

mientras otros caminan por las calles

una calurosa tarde de verano

siguiendo como monstruos de semen

la línea recta que hay entre

una cama de motel y una tumba.

6

El herrero loco

acaricia hierbas muy crecidas

piensa en las veces

que la anímala meo por puro placer en ellas

un fuerte viento arrasa con las flores

que han puesto encima de la tumba de tu padre

no es el viento, 

son seres de aire

dejando una límpida ofrenda.

7

El corazón de lo desconocido

tiene el vacío de los frutos,

tiene el vacío que compran los muertos,

pensando en la casa que habitaron,

pensando en la luz nueva 

que aparecería, 

al mover todos los muebles,

al descolgar todos los retratos,

al abrir todas las ventanas,

al extender la mano

y acariciar unas hierbas muy crecidas

que ondulan detrás de la ventana

al decir bajo el umbral de esa habitación 

“hasta la eternidad”.

8

Tu padre tomó el tren

cargado de frutos,

de moldes,

de ídolos con cráneos de perros 

preparándose a sal y agua

para lo incognoscible

preparándose a tormentos de ceniza

para la mentira animal.

9

Quedo

de bruces

sobre su cama

contemplando antes de caer

unas hierbas muy crecidas

que ondulan detrás de la ventana

así quedo una semana

con la espalda llagada

hasta que el jardinero

lo encontró.

10

Antes el hijo de la vecina

salió a fumar

una noche al jardín

sintió que alguien lo observaba

detrás de unas hierbas muy crecidas.

11

Lo envolvieron

en la sabana

supuraba sal y agua

así se lo llevaron a la morgue

allí lo dejaron otra semana.

12

Se preparo

a tormentos de ceniza

para la mentira animal

tu veías el cadáver desnudo de tu padre

en todos los atlas de anatomía

sus llagas eran producto de azotes

con látigos celestes.

13

No alcanzaron a velarlo

lo sepultaron cuanto antes

más, tú sabes que si lo están velando

en el vacío de los frutos

tú sabes que aún está crucificado

en el vacío de la casa.

14

Esa mentira animal

que un látigo celeste

golpea en todas las tumbas

hasta hacer saltar

seres de aire

que esperan la llegada

de la noche incorruptible.

15

Crece hierba sobre el naipe 

crecen cinturones 

en las venas del herrero loco

como líneas de tempestades

alimentando la limpidez matinal

que hay entre una cama de motel

que en línea recta limita

con la tumba de tu padre.

16

Mañana volara

una paloma sedienta

se posará donde la sal y el agua

forman una mortaja

como la que envolvió a tu padre

antes que lo llevaran a la morgue.

17

La vecina salió

una mañana al jardín

a descolgar las sabanas

que había lavado

seres de aire le extendían sus manos

detrás de unas hierbas muy crecidas.

18

Ves el cadáver desnudo de tu padre

en todos los atlas de anatomía

lo ves en la plancha de hierro

de la morgue

lo ves velado

en el vacío de los frutos

lo ves crucificado

en el vacío de la casa.

19

La anímala juega

con los calzones de la viuda

cubiertos de sal lujosa

el cangrejo

rueda en la ruleta

un orgasmo petrificado en el pez

crece como espina ciega

clavando un calendario

en las manos de un muerto.

20

El retrato de los padres muertos

es en las noches el vacío de los frutos

el retrato de los padres muertos

es en el día el vacío de la casa

aprieta tus manos,

aprieta una semilla,

hasta la última gota

de esa luz nueva

no te importe quien  

venga a quitarle los clavos

con pinzas de cangrejo

al que yace crucificado

en el vacío de la casa

quien venga a alimentar las arañas

con líneas de tempestad

quien venga a cubrir

con miel quemada a la loba

quien venga a hacerle tormentos de ceniza

al que yace velado

en el vacío de los frutos.

21

La ruleta

sigue dando vueltas

la animala se mea

en la cama del motel.

22

De tanto, y tanto, y tanto 

jugar en la ruleta

estas despeñando mi sangre

oh estrella roja

la despeñas por su mentira animal

la despeñas por todos esos ídolos

con cráneos de perros

que en el living me hicieron sentir

como en un olimpo

la despeñas por precipitarme

como un monstruo de semen 

en los cadáveres de las putas

y escribirles con semen

un listado de deseos enterrados.

23

Al abismo

lo maduran los muertos

seres de aire estiran las manos

hacia una noche incorruptible

retrasan la disolución de tu padre

hasta que la casa vuelva

al vacío que alguna vez fue.

24

Ibas entrando

a tu ataúd

dale, dale más fuerte

vamos, éntrale, éntrale

vamos más fuerte,

vamos más fuerte,

vamos más fuerte.

25

Iba entrando

tu ataúd

a tu tumba, dale, enfila,

vamos, éntrale

vamos que el ataúd

penetre la tumba

vamos, que el ataúd

siga penetrando,

siga penetrando,

siga penetrando,

la tumba.

26

Pide un deseo

en el vacío de los frutos

quema los calendarios

en el vacío de tu casa

antes que la loba

corrompa tu memoria

ahógate en un abismo maduro

báñate en esa mentira animal.

27

Cada ataúd

penetrando la tumba

sea el herrero loco

azotando a su amada

creyendo que azotaba

el vacío de los frutos,

el vacío de la casa,

creyendo que azotaba

con líneas de tempestad

el corazón de lo desconocido

y no era tu cuerpo

era una paloma sedienta

entrando al vino

era el vacío de los frutos

entrando al árbol otra vez

saliva de viuda, de anímala 

en las pinzas del cangrejo

que te espera en otra ruleta,

eran los moldes del crepusculo

quedándose con la forma

de los deseos enterrados,  

eran monstruos de semen

asaltando

el útero de las prostitutas.

28

Oh paloma,

cada vez más sedienta

de una noche incorruptible

era el vacío de los frutos,

era el vacío de la casa,

alentando al ataúd

terminar de penetrar, 

terminar de colmar, 

la tumba, la tumba, la tumba.

Del Libro inédito Anuncio, XIII Parte

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