Gerardo Muñoz / Seeleenlärm o ruido del alma

Filosofía

En una carta escrita en 1969 a su amiga Mary McCarthy, Hannah Arendt ofrece una descripción llamativa de la condición solitaria del pensamiento en el lenguaje: “El diálogo silencioso del pensamiento transcurre entre yo y mí mismo, pero no entre dos yoes. En el pensamiento uno está sin yo —sin edad, sin atributos psicológicos, no en absoluto como dices que ‘realmente eres’ [1].” Pensar, continúa afirmando, pone en crisis toda identidad y el sinsentido, de modo que la búsqueda interior puede plegarse “hacia afuera” en el mundo. Arendt señala de inmediato que el pasaje de la interioridad a la exterioridad no expresa un propósito fijo; es más bien un movimiento mediante el cual “las palabras pasan a formar parte del mundo”. Puede decirse que el pensamiento expresa el entrar en relación entre el lenguaje y el mundo.

Al explorar más a fondo la hondura del lenguaje que caracteriza la “vida interior” del pensamiento, la filósofa subraya de inmediato sus cualidades acústicas o tonales, es decir, “un ruido inevitable de nuestro aparato, que Broch llamó Seeleenlärm, ruido del alma. Es lo que nos pone en marcha”. Estar en el pensamiento, o de algún modo en camino hacia el pensar, significa permitir que el ruido del alma zumbe desde debajo de la piel. El Seeleenlärm no coincide con el lenguaje como concepto o significación; es más bien el desgarro que permite la emergencia del lenguaje como imaginación y pensamiento.

Esta operación no es otra cosa que la relación del lenguaje con su propia imposibilidad o mudez en la región del Seeleenlärm, y algo que los modelos artificiales del lenguaje no pueden replicar. Y aunque Arendt compara el ruido del alma con otros órganos funcionales de la existencia biológica, es evidente que la armonía del alma carece de un compartimento físico y solo puede expresarse en las posibilidades que el lenguaje otorga al pensamiento. La noción de Seeleenlärm, si es que así hemos de llamarla, no aparece en un contexto filosófico, sino literario; esto es, en El relato de Zerline de Hermann Broch, en la que la voz del alma se entiende como la laguna de la sensación, no teniendo nada especial en términos de facultad intelectual o acervo de conocimiento; “es la sensación que llena las vidas vacías y aburridas de las personas” [2]. El Seeleenlärm determina el pensamiento, pero no es el pensar como tal; se parece más a la suspensión de la temporalización y del juicio en todo ser viviente. Por eso ni siquiera es coextensivo con las pasiones, y menos aún con el amor. Quizá pueda decirse que el Seeleenlärm ocupa un tercer componente (tertium comparationis) mediante el cual el ser humano estructura el misterio de su espíritu [3]. ¿Es este tercer componente que disuelve el yo el lugar de la ética? En las aspiraciones modernistas de Broch, sintonizar con el ruido del alma significaba la reducción estética de un símbolo para mediar la “comprensión de una persona a otra”.

Pero debería ser evidente que la transición del Seeleenlärm a una comprensión metafórica aplana el vacío en un conglomerado de yoes que vienen a ser al dejar de lado el pensamiento mediante la comunicación o la represión artística. A la inversa, podría imaginarse entonces que solo hay pensamiento cuando la suspensión de cualquier conglomerado o comunidad deja de comunicarse al descansar en la proximidad al agujero de la voz del alma en la expresión. La comunicación entre almas —más allá del transporte del símbolo, más allá de la separación ordenada por el discurso— solo puede entenderse como lo inconmensurable en el lenguaje. Este es el instante en que el pensar alza el vuelo porque el invisible Seeleenlärm transpira desde sus profundidades.

Notas

[1] Hannah Arendt. Between Friends: The Correspondence of Hannah Arendt and Mary McCarthy (Harcourt, 1995), 242-243.

[2] Hermann Broch. “Zerline’s Tale”, en Selected Short Writings (Bloomsbury, 2006), 103.

[3] Hermann Broch. “Some comments on the philosophy and technique of translating”, en Geist and Zeitgeist: The Spirit in an Unspiritual Age (Counterpoint, 2002), 122.

Fuente: Infrapolitical Reflections

Imagen principal: Susan Laughton, Weather windows – rain, 2025

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