El presente artículo tiene por objeto analizar la noción de apariencia en el trabajo filosófico de Jacques Rancière, con vistas a delinear una línea digresiva de una larga tradición que insiste en afirmar el poder del pensamiento y la verdad contra la inconsistencia de las apariencias. En este sentido, se intenta argumentar el potencial que tienen las apariencias en la construcción de nuevos imaginarios y en la creación de otras formas de sentido de lo común.