Luis Barrientos Lagos / De poetas y críticos, armados hasta los dientes

Literatura
Sobre Molina, de Guillermo Enrique Fernández, Editorial Desbordes, Santiago, 2022.

Habérselas con “Molina, la literatura chilena soy yo” de Guillermo Enrique Fernández es habérselas con un poema cíclico, signado por un asunto indefectible en una seguidilla de fragmentos o segmentos sobrada y compulsivamente discursivos, esto es, que se configuran al

modo de una peroración o una textualización de cariz raciocinante. El mega/asunto que recorre el rosario de fragmentos aglutinados en esta obra es un personajillo sui generis que los escritores de la generación del 50, entre otros, sindican devocionalmente como un gurú y un admirable adalid. Se trata de Eduardo Molina Ventura, lector voraz e impenitente, de monstruosa erudición, según indican sus testigos y secuaces. Por lo demás, un dandy dedicado sin restricción al diletantismo y al entrometimiento en todo ámbito de la cultura. Últimamente, un hombre de letras hasta el tuétano, al parecer insuflado de una irrestricta disponibilidad de ocio, hablantín comensal y contertulio hechizante de la vinosa y mítica bohemia de la generación ya mencionada.