Miguel Ángel Hermosilla Garrido / Pedro Lemebel y el comunismo sucio de los sentidos

Filosofía, Literatura

Para Sergio Villalobos Ruminott.

Como si esa hora del día fuese un referente laboral de trabajo instantáneo, una medida burguesa de producción para esforzados que para entonces ya tienen medio día ganado, después de hacer footing, pasear al perro y teclear en la computadora la economía mezquina de sus vidas”. Pedro Lemebel. La esquina es mi corazón.

Estar en ningún sitio puede ser el desafío ocurrente de un errar sin identidad en la pérdida de un yo que nos deslice desaparecidos, exilicos y andariegos por los veraneos an-arquicos de un sin estar tantas veces inmovilizado por la identidades rígidas de la mirada policial y uniforme del preguntar filosófico. La escritura en sus devaneos subversivos y menores podría ser una entrada que interpele con lengua sucia y liminal a la literatura políticamente correcta y sus retoricas soberanas. En ese sentido la perspectiva rizomatica, descentrada y desosegada de los antagonismos moleculares de una lengua callejera y abierta a la historicidad de los cuerpos heteróclitos que se deslizan por la ciudad siempre vigilada de las crónicas urbanas de Pedro Lemebel1, se constituyen en un resonar de sarcástica imaginación y desobediencia frente toda forma de institución y jerarquía que pretende uniformar en canon identitario y monumental el gesto an-estetico de su incomoda “lengua de sal incomprendida”( p120).

Juan Manuel Rivas / Cómo abordar un artefacto mágico: los poemas como designios. Reseña sobre “Poemancias”, de Micaela Mendoza y Adrell Romero

Literatura

Como definir la crispación de la marea cuando el viento dibuja su suave ondulación o como cincelar la madera reblandecida por la humedad del tiempo siniestro. Hay cosas que no se pueden describir tan fácilmente. “Poemancias” (2020, Editorial Perro Negro: Bolivia), de las poetas y transmutadoras Micaela Mendoza, boliviana, y Adrell Romero, mexicana, es a todas luces un libro oracular, un poemario de alcances proféticos y que funciona como tarot, donde cada carta unge al poema al lugar que siempre ha debido tener: un designio procedente de las profundidades del alma. Si bien el concepto de la obra transita por las mancias propias del devenir mágico, también quedan de manifiesto temas propios del mundo conocido de las autoras. Es extravagante señalar que este proyecto comenzó por vía mántica, pero así lo expresa una de sus autoras, Micaela Mendoza, quien habita las alturas de Bolivia y agrega que este juego de puertas se inició a través de una conexión astral con Adrell, la otra autora, quien vive en México: “Comenzamos a tirar las cartas a distancia y a hacer rituales y después a realizar el estudio de los símbolos y de ahí fueron saliendo los poemas”. Asimismo, se unió a esta aventura la diseñadora y taromante Carla Spinoza, quien proveyó de surrealismo y arte al proyecto. Según agrega Mendoza “el proceso fue detallado, largo, contemplativo y lleno de ceremoniosidad, pero el resultado vale la pena puesto que hace su ciclo vital en las manos de cada persona, es un oráculo literario finalmente”, sentencia la poeta.

Alexis Donoso G. / Señales que precederán al fin del mundo de Yuri Herrera

Literatura

La tendencia a reducir esta novela, por un lado, a cumbre de la literatura de frontera, y por otro, a dos temas fundamentales del subgénero narconovela como son la migración y el narcotráfico, no aporta para extraer un mayor rendimiento de la misma en cuanto a la obtención de significados distintos, al contrario, empobrece el proceso de análisis entrampando y clausurando sus posibilidades de interpretación. Por tanto, es necesario ofrecer una lectura distinta que pueda aportar una salida hacia nuevos sentidos que enriquezcan de este modo la experiencia de la lectura de lo que Yuri Herrera (Actopan, 1970) propone y describe.

Guillermo Enrique Fernández / En torno a la lectura de A la caza del animal que no se oculta de Ramón Guzmán Rallimán

Literatura

Estamos como lectores y lectoras a la caza del animal que no se oculta, la palabra se transforma por una letra en casa, una casa para siempre, no sabemos si entramos a la casa o es la casa de la cual no hemos podido salir y no lo sabíamos, o no queríamos reconocer como casa. Una casa que no cobija, sino que es inhóspita, como el mundo, la historia.

Luis Barrientos Lagos / De poetas y críticos, armados hasta los dientes

Literatura
Sobre Molina, de Guillermo Enrique Fernández, Editorial Desbordes, Santiago, 2022.

Habérselas con “Molina, la literatura chilena soy yo” de Guillermo Enrique Fernández es habérselas con un poema cíclico, signado por un asunto indefectible en una seguidilla de fragmentos o segmentos sobrada y compulsivamente discursivos, esto es, que se configuran al

modo de una peroración o una textualización de cariz raciocinante. El mega/asunto que recorre el rosario de fragmentos aglutinados en esta obra es un personajillo sui generis que los escritores de la generación del 50, entre otros, sindican devocionalmente como un gurú y un admirable adalid. Se trata de Eduardo Molina Ventura, lector voraz e impenitente, de monstruosa erudición, según indican sus testigos y secuaces. Por lo demás, un dandy dedicado sin restricción al diletantismo y al entrometimiento en todo ámbito de la cultura. Últimamente, un hombre de letras hasta el tuétano, al parecer insuflado de una irrestricta disponibilidad de ocio, hablantín comensal y contertulio hechizante de la vinosa y mítica bohemia de la generación ya mencionada.

Luis Barrientos Lagos / Impronta de multitudes

Literatura, Poesía

Presentación del libro “CON(TRAS)HUMANTE” Ed. Desbordes (2021) Del Poeta Magalllánico Kalani Shaira

Conforme a mi más inmediata apreciación, que estimo compartible por la venidera suma de lectores de Kalani Shaira, aseguro —en el frontispicio de mis escarceo de filólogo— que los textos de este poeta son, en importante medida, tributarios de una índole literaria, de un tenor puesto en solfa o guardado en el desván del género lírico por un sinfín de poetas coetáneos suyos: la índole de poemas predecibles y sin escarpaduras que tornen insuave y escabrosa la incursión de sus lectores.