En la presente comunicación me baso en la idea de Emanuele Coccia desarrollada en La transparenza delle imagini. Averroe e il averroismo, según la cual, la historiografía –como el conjunto de las ciencias sociales nacidas en el siglo XIX- constituye la continuación de la teología por otros medios. Su fuerza sancionadora, distribuidora de justicia y, sobre todo, su articulación cronológica en la forma de la colección autoral, hace de la historiografía un dispositivo teológico-político que asume la forma de un tribunal: “La teología –escribía Feuerbach en su texto La esencia del cristianismo- ha sido convertida, hace ya mucho, en una antropología.” Pero, precisamente porque la teología habría sido convertida en antropología, también debería ser cierto la tesis exactamente inversa: que, como bien sabía Marx respecto de Feuerbach, la antropología nos conduce irremediablemente a la teología.
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Fuente: Rodrigo Karmy Bolton
Imagen principal: Thomas Kast, Rewriting History