Es como si todos nos hubiésemos quedado ciegos por un exceso de luz o por el brillo de una bomba atómica, o como si no escucháramos nada porque se ha perdido esa facultad o ya no hay nada que escuchar.
¿Qué (nos) ha pasado realmente? ¿Una explosión-implosión ocurrida no se sabe dónde ni cuándo? ¿Un descarrilamiento trágico y suicida, una catástrofe, una anestesia generalizada o esa “violencia prima de la existencia” (Juan Pablo Arancibia) que nos expone siempre, aunque ahora más nítidamente, más allá de cualquier seguridad o cobijo metafísico?
Mario Góngora
Sergio Villalobos-Ruminott / El fragmento y sus esquirlas: Sobre Fragmento de Chile, de Rodrigo Karmy
Filosofía, PolíticaQuiero dividir mi intervención en unos cuentos puntos a los que llamaré esquirlas, es decir, pequeños fragmentos o trozos que se desprenden de la lectura del libro de Rodrigo Karmy, Fragmento de Chile. Una esquirla como pedazo o partícula, pizca o añico, nos envía inmediatamente al universo bélico y sus bombas de racimo, cuyas esquirlas siembran el campo de daños colaterales. De una u otra forma, el Fragmento que arroja Karmy, y que está compuesto de tres partes diferenciables, llena el horizonte de esquirlas y, quiero creer, dejará el campo sembrado de muchos daños colaterales.
Rodrigo Karmy Bolton / Teología de la historia. La historiografía de Mario Góngora como una Apocalíptica
FilosofíaEn la presente comunicación me baso en la idea de Emanuele Coccia desarrollada en La transparenza delle imagini. Averroe e il averroismo, según la cual, la historiografía –como el conjunto de las ciencias sociales nacidas en el siglo XIX- constituye la continuación de la teología por otros medios. Su fuerza sancionadora, distribuidora de justicia y, sobre todo, su articulación cronológica en la forma de la colección autoral, hace de la historiografía un dispositivo teológico-político que asume la forma de un tribunal: “La teología –escribía Feuerbach en su texto La esencia del cristianismo- ha sido convertida, hace ya mucho, en una antropología.” Pero, precisamente porque la teología habría sido convertida en antropología, también debería ser cierto la tesis exactamente inversa: que, como bien sabía Marx respecto de Feuerbach, la antropología nos conduce irremediablemente a la teología.