Nuestro punto de partida es la enunciación más elemental de la biopolítica según M. Foucault: ésta designa la entrada de los fenómenos propios de la vida de la especie humana en el orden del saber y del poder, lo cual caracteriza la economía general del poder en la modernidad. Si en la modernidad occidental el poder pudo tomar como objeto a la vida, ello sucedió al calor de un saber que con sus técnicas la aisló, la fijó y la hizo terreno de una posible intervención política.
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Fuente: Errancias : corporalidad, información, experiencia / Soledad Gaona … [et. al.]; coordinado por Soledad Gaona y Ayelén Zaretti. – 1a ed. – Neuquén : Centro de Estudios en Filosofía de la Cultura, 2015.
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Imagen principal: Brigitta Kocsis, Lost Boy.