Presentamos en Ficción de la razón la obra Like Everyday de la artista iraní Shadi Ghadirian. La presentación de las imágenes va seguida de un texto de Mauricio Amar Díaz que problematiza dicha serie fotográfica.
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Mauricio Amar Díaz / Las mujeres veladas de Shadi Ghadirian
La obra fotográfica de la artista iraní Shadi Ghadirian (1974), Every day life, se sitúa en un lugar ambiguo entre la tragedia y la comedia. En términos trágicos, se presenta un viaje sin retorno en el que el cuerpo desnudo de la mujer -tal como ha sido creado según la mitología creacionista judía, cristiana e islámica- hasta la completa reserva de la piel bajo el chador. Tan escondidas quedan estas mujeres que podemos saber de ellas sólo por los elementos culturales (el mismo chador, los objetos domésticos) que las presentan. Son ellos los que signan la experiencia de ser mujer actuando como dispositivos de identificación y producción. Es ahí donde aparece también una dimensión cómica que tiene su propia ambigüedad, porque las máscaras con que son retratadas las mujeres (la taza, el colador, el cuchillo, la plancha, etc.) no les permiten ningún tipo de ocultamiento, sino más bien el pleno reconocimiento de aquello que la tradición impone como núcleo esencial de la identidad.
No hay mujer, entonces, sin máscara que la hace ser lo que es, precisamente para no mostrar nada más que la máscara. El desnudo como opuesto, sin embargo, se revela como un mito irreal. Porque la tekhné, los objetos que configuran la identidad, son indisociables de la idea de humano. Tragicómico es, entonces, que si quisiéramos ver a la mujer desnuda, realmente no veríamos algo tan distinto, porque nuestra propia producción de lo humano es siempre una superposición de artículos y presupuestos que ni siquiera esconden un ser esencial, sino que lo producen también al mismo tiempo como contracara simétrica. La ilusión de la desnudez no es más ni menos ficción que la del atiborramiento del cuerpo con velos y máscaras. Como dice Agamben, ella no es un estado, sino un acontecimiento, es siempre un desnudamiento y no una posesión estable [1]. Ambas, desnudez y vestido, son producciones de lo femenino y lo masculino, con sus particulares formas de opresión y posibilidades de resistencia.
Las mujeres veladas por la tekhné de Ghadirian parecen criticar todo esencialismo. El impuesto por la religión sobre el cuerpo femenino, sin duda, pero también el de la ilusión de un cuerpo desvelado. En este sentido, el desvelamiento real se produce en la puesta en escena del velo, porque sólo ahí podemos comprender su carácter cultural, siempre que seamos capaces también de usar la dicotomía desnudez /velo y utensilio como lugares comunes de la tradición que no están supeditados a una cultura en particular, sino que son el espejo de la propia producción de lo humano.
NOTAS
[1] Agamben, G., Desnudez, trad. Ruvituso, M.; D’Meza, M. T., Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2011, p. 94.