En este artículo, exploramos las posibilidades que nos ofrece la filosofía de la individuación de Simondon para subvertir las divisiones ontológicas entre materia y pensamiento, y entre materia inerte y materia viva. Para ello, partimos de la transformación del concepto de potencia operado en su filosofía respecto a la concepción clásica, con el fin de desarrollar el concepto de una estructura auto-actualizante que atraviesa todas las dimensiones de lo real. Nos detenemos a continuación en las diferencias que observa Simondon entre la individuación física y la individuación biológica, centrándonos en el papel que juega en ellas la noción de afectividad. Finalmente, delineamos los desarrollos actuales de una filosofía de los afectos, conectándolos con la filosofía de Simondon pero mostrando a la vez en qué medida nos obligan a ir más allá de ella.