*Traducción de Manuel Ignacio Moyano para el blog Escrituras escénicas, 2016. [Agamben, Giorgio. “La musica suprema. Musica e politica” en Che cos’è la filosofia?, Quodlibet, Macerata 2016, pp. 133-146.]
I.
La filosofía puede darse hoy solamente como reforma de la música. Si llamamos música a la experiencia de la Musa, esto es, del origen y del tener lugar de la palabra, entonces en una cierta sociedad y en un cierto tiempo la música expresa y gobierna la relación que los hombres tienen con el evento de palabra. Este evento —el archievento que constituye al hombre como ser parlante—, no puede ser dicho al interior del lenguaje: puede solamente ser evocado y recordado musaicamente o musicalmente.[1] Las musas expresaban en Grecia esta articulación originaria del evento de palabra que, adviniendo, se destina y compartimenta en nuevas formas o modalidades, sin que sea posible para el parlante alcanzarlo o ir más allá de él. Esta imposibilidad de acceder al lugar originario de la palabra es la música. En ella se expresa todo lo que en el lenguaje no puede ser dicho. Como es inmediatamente evidente cuando se hace o escucha música, el canto celebra o lamenta sobretodo la imposibilidad de decir, la imposibilidad —dolorosa o gozosa, hímnica o elegíaca— de acceder al evento de palabra que constituye a los hombre como humanos.