Gerardo Muñoz / Los balleneros del mundo

Filosofía, Literatura, Política

Rodrigo Karmy me da el pie forzado: “¿Cuál es la figura genealógica que mejor recuerda a esa forma de enemistad? El pirata”. Y en efecto, hay que entender los acelerados procesos en curso como extensas coreografías civilizatorias que ahora, en pleno chisporroteo y agitación, encuentran un temible punto de legibilidad. ¿En qué sentido asistimos a un orden integral de piratas, como sugiere Karmy que leamos el dominio de la política imperial y del imperio de la política? En este punto me gustaría recordar un brillante y ya olvidado libro de Charles Olson titulado Call Me Ishmael (1947), en el que ofrece una interpretación aguda de la esencia y orientación del Americanismo como civilización planetaria. Y es que a diferencia de tantos otros – pensamos en Max Weber sobre el calvinismo y la deificatio comunitaria; o en los marxistas sobre el modo de producción fordista y la revolución pasiva; e incluso si pensamos en la economía del espectáculo y el psiquismo de la cultura de masas – para Olson, quien da un necesario paso atrás, la civilización desplegada por el Americanismo es esencialmente un régimen de producción que nace de la extracción del aceite de las ballenas en el siglo diecinueve [1].