El orientalismo, como bien afirma Edward Said, es una invención occidental, reflejo de una actitud europea, para explicar el colonialismo, imperialismo y toda la maquinaria empleada para dominar el mundo arábigo-musulmán y someterlo al yugo europeo, particularmente al francés e inglés. Este interés por un oriente profusamente documentado y de fronteras borrosas, que se extienden desde al-Ándalus hasta Turquía e incluso la India, pasando por el Norte de África y Medio Oriente, se acentuaría tras la campaña de Napoleón a Egipto y Siria. En el terreno literario, los escritores europeos empezaron a recrearse en determinados tópicos, como el exotismo, sensualismo o erotismo. Pues, para muchos artistas de la época, el orientalismo había sido una vía de escape, que les permitía dejarse llevar por sus deseos más ocultos, prohibidos dentro de sus propias sociedades, y soñar con ambientes promiscuos, en hamams turcos y harenes, rodeados de moras exuberantes.
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Fuente: Actas del III Congreso Ibero-Africano de Hispanistas: BIADIG :Biblioteca áurea digital v.29 / Noureddine Achiri (ed. lit.), Álvaro Baraibar Etxeberria (ed. lit.), Felix K.E. Schmelzer (ed. lit.), 2015, ISBN 978-84-8081-451-5, págs. 87-98
Imagen principal: Alfredo Valenzuela Puelma, La perla del mercader, 1884.