Kamal Cumsille Marzouka / El BDS en perspectiva: diez años de una estrategia de resistencia civil no violenta

Filosofía, Política

Ayer se cumplieron diez años del llamado internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a Israel. Un llamado de parte de la sociedad civil palestina hacia las sociedades civiles del mundo para que apliquen múltiples boicots e incentiven a la desinversión y sanciones a Israel en sus países, con la finalidad que el Estado sionista sea aislado internacionalmente y, presionado de tal forma que, llegue a verse obligado a cambiar su política de Apartheid impuesta en toda Palestina.

Este llamado ha sido firmado por 172 organizaciones políticas y sociales de todo tipo y, de todos los sectores del pueblo palestino: los que están bajo ocupación, los que viven como refugiados y los ciudadanos de Israel. Ello se ha hecho para –como palestinos, es decir, víctimas del Apartheid- hacerse cargo, dar coherencia discursiva y ciertos objetivos comunes para diferentes movimientos que, desde hace algunos años anteriores a 2005, venían teniendo lugar, tanto en Palestina como fuera de ella.

En 2004, una amplia gama de sindicatos de profesores, asociaciones de académicos, de funcionarios de la educación, de artistas, y un largo etc. de organizaciones profesionales, gremiales y de la sociedad civil en general, formaban la Campaña para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI por sus siglas en inglés), mientras desde hacía algunos años antes, en ciertos países europeos ya se habían practicado boicots aislados, fundamentalmente contra supermercados que importaban productos fabricados en asentamientos israelíes (es redundante decir que son ilegales, como se suele hacer en todo escrito de este tipo, pues todos los asentamientos lo son).

Es a esta realidad, de la que la sociedad civil palestina decide en 2005 hacerse cargo y tomar el liderazgo en las demandas por sus derechos, a través de un llamado internacional que diera coherencia discursiva común a aquellas prácticas de boicot no relacionadas entre sí, y a la vez, intensificando e incentivando a su multiplicación por el mundo, estableciendo la estrategia de una lucha de resistencia civil no violenta frente al Apartheid israelí. Y es así como, se ha creado en Palestina un Comité Nacional de Boicot (BNC) y, el movimiento ha ido creciendo y aumentando su apoyo cada vez en más países. Esta estrategia ha resultado exitosa y, prueba de ello es que, ya en 2010 Israel y, recientemente los EEUU, hayan aprobado leyes que persiguen y sancionan a los activistas involucrados en alguna forma de boicot a Israel.

Es así como a diez años del movimiento internacional de boicot a Israel –BDS-, podemos decir que se trata de una estrategia de resistencia civil no violenta que ha resultado exitosa y cada vez lo es más, sin embargo, también a diez años, necesitamos mirar la misma estrategia en perspectiva, de modo de tener claridad de qué hablamos cuando hablamos de Boicot a Israel y, su lugar en la lucha palestina de liberación.

Mirar el BDS en perspectiva significa, en primer lugar, tener claro que no es la primera ni la única estrategia de resistencia palestina no violenta. Han existido múltiples experiencias, desde la gran revuelta de 1936 a la intifada de 1987, así como las resistencias locales en las aldeas arrasadas por el muro como Bil’in, Ni’lin y otras, desde 2003. Sin embargo, al menos a nuestro juicio, de las estrategias no violentas, ha sido la más exitosa y la más duradera, así es como estamos conmemorando sus diez años, cosa que no se ha podido hacer con ninguna otra campaña palestina de carácter internacional y no violento.

Sin embargo, antes que esto, hay que tener claro que los palestinos son un pueblo colonizado, bajo ocupación y Apartheid, de modo que tienen el legítimo derecho de resistir por cualquier medio, sea la lucha armada o no violenta. En ciertos momentos la lucha armada ha resultado exitosa para los palestinos, y en el caso del período de las guerrillas de la OLP, sí duraron más de diez años como movimiento de resistencia efectivo. Pero eso sufrió su derrota en 1982 en el Líbano, tras la invasión israelí al país de los cedros y, las cruentas masacres tanto en Beirut como las famosas de los campamentos palestinos de Sabra y Chatila. Desde entonces, no ha vuelto a haber una resistencia palestina armada bien organizada y efectiva. Hoy siguen existiendo milicias, y en sus momentos, logran ciertos objetivos así como la protección del pueblo ante los ataques israelíes, como el caso de las brigadas de Hamas y el FPLP el año pasado en Gaza, que lograron oponer una interesante resistencia ante la masacre israelí. Sin embargo, como decíamos, no son duraderos ni efectivos. Al menos no lo han demostrado hasta el momento.

Por lo que concierne a las luchas no violentas, tenemos un panorama similar. La gran revuelta de 1936 duró nueve meses como huelga general y, luego tres años como revuelta civil. La intifada de 1987, llegó a sumar un apoyo internacional de envergadura a la causa palestina, invirtiendo incluso el modo de ver el conflicto en ciertos sectores: se trataba de la figura de un adolescente lanzando piedras a un tanque. Además, los palestinos, con todo su sistema de autogestión incentivado desde el Mando Nacional Unificado, lograron imponer un boicot económico a Israel que, llegó realmente a afectar su economía; pues no debemos olvidar que Israel, en tanto Estado colono, tiene por principal mercado a los colonizados quienes, por lo demás, no tienen otra alternativa. A esta prisión sin alternativa es a lo que se rehusó la intifada y, logró importantes objetivos, quizá de mayor envergadura que los que del BDS hoy en día, sin embargo, la intifada fue llevada a su fin desde la propia OLP en 1993, tras sellar el acuerdo con los israelíes bajo mediación estadounidense. Habiendo comenzado en 1987, no duró más de seis años, mientras el movimiento BDS, a sus diez años sigue creciendo y proyectando más logros.

Dicho esto, procedamos a hacer las siempre necesarias aclaraciones sobre el BDS que, a pesar de su progresivo éxito, cuesta tanto explicar.

¿Es el BDS una “caza de brujas” como lo llaman algunas mentes progresistas que titubean al momento de estar decididamente con una campaña de derechos y contra el Apartehid?

No, claro que no lo es. Esto se trata del Boicot en contra de un Estado –Israel- y de un proyecto político racial –el sionismo-, que es la ideología colonial sobre la que se ha construido el Estado que mantiene el régimen de Apartheid en Palestina.

No es antijudío porque no se dirige en contra de los judíos, ni siquiera en contra de los judíos de Israel. Es más, beneficia a estos últimos, ya que de cambiar las condiciones, todos vivirían en un clima pacífico y seguro. Es necesario desmantelar la tríada judío-sionista-israelí que impone el sionismo, pues, supone caer en su chantaje moral del antisemitismo silenciando toda crítica política a Israel y, además involucra a todos los judíos en un proyecto político de carácter racial y con resultados criminales, como las limpiezas étnicas practicadas en contra de los palestinos desde 1948.

En lo económico, se trata no solo de no comprar, sino de organizarse para hacer que no se importen ni se vendan los productos provenientes de Israel en ningún tipo de casa comercial. Así como evitar la presencia de empresas israelíes en cualquier sector productivo. También llama a organizarse para presionar a las instituciones o empresas locales que tengan inversiones o tratos comerciales con Israel para que desinviertan a modo de sanción por causa del Apartheid practicado hacia los palestinos.

En lo cultural, académico y deportivo, se trata de evitar tanto la presentación de artistas, académicos, intelectuales, científicos o deportistas internacionales en Israel y viceversa. Es decir, impedir tanto la presentación de artistas, académicos, intelectuales, científicos o deportistas israelíes en los propios países, así como evitar convenios de todo tipo. Esto no se trata de un Boicot al arte, a la ciencia, a la cultura ni al deporte. Sino al Apartheid. Pues se trata de presionar para generar un movimiento de boicot desde dentro que haga ver al estado colonial que, por causa de su política racista, ellos, los artistas, académicos y deportistas deben pagar con su aislamiento. Ahora, esto ocurre siempre y cuando el personaje del que se trate o bien conjunto, tenga alguna relación con el Estado en términos de patrocinio de la actividad u otro, y no se haya declarado en contra del Apartheid que comete su Estado. Es por ello que no se trata de una “caza de brujas”, porque son boicoteados solo quienes respalden o se dejen respaldar por el Estado que practica el Apartheid, mientras quienes, siendo israelíes, declaren no identificarse con los crímenes de su estado, no lo son.

Todo esto, consiste en hacer que el mundo entero, no tenga relaciones normales con Israel, pues es un Estado que impone sobre un territorio un régimen de Apartheid y que viola sistemáticamente el derecho internacional y los derechos humanos. Es a esto a lo que se refiere el concepto de normalización. La normalización consiste en tener relaciones normales con Israel como con cualquier otro Estado. El BDS combate la normalización. A la normalización, opone la co-resistencia, que consiste justamente en denunciar el Apartheid y no identificarse con él, y aún más, trabajar para su desmantelamiento. La co-resistencia, a diferencia de la normalización, no permite que se establezca ningún diálogo dada la asimetría existente. Solo se puede establecer un diálogo si se reconoce la injusticia histórica de la limpieza étnica, la existencia de un régimen jurídico y político de Apartheid hacia los palestinos árabes, y la imposibilidad de diálogo sin igualdad de condiciones, lo que equivale a igualdad de derechos y a un cambio de las condiciones sobre el territorio y sobre la distribución de los recursos. Con la co-resistencia y suspensión de relaciones normales con Israel se hace una contribución, desde cualquier lugar del mundo, a este cambio de condiciones en el terreno palestino tan necesario como punto de partida para cualquier idea de solución del problema del Apartheid y la colonización en Palestina.

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