Las presentes “notas” se articulan en base a tres tesis fundamentales. En primer lugar, que la emancipación de la gubernamentalidad contemporánea encontraría su genealogía en el paradigma cristiano de la Encarnación. En segundo lugar, que dicho paradigma, instituido históricamente entre el Concilio de Nicea (325) y el Concilio de Calcedonia (451) específicamente, habría implicado una introyección de la función angelológica en la figura del Hijo encarnado estructurando así el dogma trinitario propiamente tal. En tercer lugar, que dicho paradigma implicaría el establecimiento de un proyecto específico del Occidente cristiano cuya característica más propia lo constituiría, a diferencia del judaísmo y el islam, el haber asumido la oikonomía en la misma figura de Dios: “Por una parte —dice Damasceno al principio de su Exposición de la fe— están las cosas de la ciencia de Dios (teología), por otra las del gobierno del mundo (economía)”. Con la introducción del término técnico oikonomía Juan Damasceno consumará el proceso de gubernamentalización de Dios que caracterizará a la deriva cristiana. En este sentido, el presente texto concluye que la Encarnación habría constituido la condición de posibilidad de lo que en la época moderna tendrá la forma de un biopoder.