Luca Forcucci / The Room Above

Música

Fuente: Inactuelles, musiques singulières

Luca Forcucci estudió música electroacústica en Ginebra, realizó investigaciones en el INA/GRM de París y ganó numerosos premios internacionales. Su música es publicada por Sub Rosa (Bruselas), Cronica Electronica (Oporto), su propio sello LFO Editions, y para este disco por el sello japonés mAtter. The Room After se grabó en la iglesia situada sobre el Cercle Helvétique de Génova, donde residió entre septiembre y diciembre de 2020. En esta iglesia, Luca tocó el órgano durante cuatro días consecutivos, sin partitura. Dice que trató de introducir en la grabación la identidad sonora arquitectónica del edificio, que se superpone y mezcla con este sustrato del órgano las reverberaciones amplificadas y muestreadas, las grabaciones de campo y la proyección de otros espacios sonoros, los de otros conciertos en otros lugares, si he entendido bien.

El álbum se articula en tres momentos, titulados por el desglose del título: “The” / “Room” / “Above”. La primera parte arranca con el órgano arremolinándose en medio de un halo electrónico, hundiéndose en agujeros negros de ruidos blancos o negros. Se navega en el mar cósmico, sumergido en enormes olas que no impiden que el radiante se eleve cada vez más en la luz de una tormenta magnética, con rasgaduras y raspones. ¡Nada detiene la trayectoria de esta deslumbrante belleza en perpetua metamorfosis!

“Room” es la habitación de los rumores, de los espíritus, la habitación encantada, en la que resuena la polifonía de los espacios sonoros, dando lugar a un vertiginoso “mil-hojas”. El espacio así ahuecado, ampliado, acoge a todos los monstruos electroacústicos que cubren el órgano con una toga de enjambre, pero el órgano se defiende, resurgiendo en cuchillas radiantes. Un asombroso concierto goyesco en el que no faltan los esperpentos, apariciones a lo Füssli en la majestuosa estela del órgano. ¡Música prodigiosa!

La tercera parte, “Above”, si ve la vuelta en vigor del órgano, es también la más invadida por fuertes perturbaciones electrónicas. Una pieza estratosférica en la que el vestido real del órgano se resquebraja con temblores, se agita, se trocea, sin perder nada de su belleza trascendente, por encima de toda profanación, de todo daño.

Un disco deslumbrante, que hay que escuchar de un tirón.

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