Simón Royo Hernández / Ontología anárquica y anarquismo político

Filosofía, Política

«Yo digo: todas las criaturas son un ser». Maestro Eckhart El fruto de la nada. Sermon 5: El anillo del ser

Por ontología se entiende la parte de la filosofía que estudia el ser en cuanto ser, lo que las cosas son en general. Si ese estudio se realiza de forma jerárquica, situando de manera vertical unos seres por encima de otros, hasta llegar al ser supremo o identificar el ser que sería fundamento de los demás seres, estaremos ante una ontología del arché, de los principios y los fines, de lo que gobierna sobre lo que es gobernado. Mientras que, si se realiza ese estudio de forma no jerárquica, situando de manera horizontal, en el mismo plano, a todos los seres, llegando a vislumbrar los modos de relación de unos seres con otros, estaremos en una ontología an-arché o anárquica, sin principios, fines ni jerarquías, mostrando las reglas de cooperación y equilibrio entre los seres, su ayuda mutua.

La ontología se relaciona con la teoría del conocimiento, a veces denominada epistemología, porque ser y pensar son dos órdenes que también pueden abordarse jerárquicamente o abordarse desde el mismo plano. Si ser y pensar se coopertenecen, lo cual, no es exclusivamente humano una vez que se plantea desde una ontología anárquica, que rechaza grados en el pensar, aunque se puedan postular para el conocer, lo que existe, entonces piensa. Podría decirse que la materia es ya materia pensante, tema controvertido, si bien menos controvertido y más aceptable nos parecerá el aserto del perspectivismo amerindio que nos indica que todo lo viviente piensa, un movimiento vital que excede, a su vez, lo que por conocimiento únicamente humano se suele entender:

«Vivir es pensar: y esto vale para todos los vivientes, sean amebas, árboles, tigres o filósofos1”.

Y como el comprender que sigue al pensar, que va más allá del explicar, también se va más allá, por tanto, desde una ontología anárquica, de lo meramente antropológico:

«(…) nadie predica, o por lo menos nadie lo toma muy en serio si alguna vez alguien lo predicó, que la Verstehen (la comprensión intersubjetiva) debe incluir a las plantas, las piedras, a las moléculas y a los quarks2”.

La ontología anárquica es una ontología pura que afirma la univocidad del ser:

“Lo que me parece impresionante en una ontología pura es hasta qué punto ella repudia las jerarquías. (…) Es el pensamiento anti-jerárquico. En el límite, es una especie de anarquía. Hay una anarquía de los entes en el ser. Es la intuición de base de la ontología: todos los seres valen. La piedra, el insensato, el razonable, el animal, desde cierto punto de vista, desde el punto de vista del ser, valen. Cada uno es en tanto que es en sí, y el ser se dice en un solo y mismo sentido de la piedra, del hombre, del loco, del razonable. Es una bella idea. Una especie de mundo muy salvaje3”.

La ontología anárquica es la de un mundo inmanente en el que no cabe ningún tipo de trascendencia y se proclama la igualdad de los seres, lo que en la esfera política se traduce en que se excluye la relación entre alguien que manda y otros que obedecen, cuando se plantea en ese plano.

Bien lo indica Deleuze cuando interpreta a Spinoza:

“Ser se dice de todo lo que es, es como ser libre, es decir, cómo efectuar su potencia en las mejores condiciones. Y el Estado, mucho más el Estado civil, es decir el conjunto de la sociedad, es pensado así: el conjunto de condiciones bajo las cuales el hombre puede efectuar su potencia del mejor modo”4.

No nos tiene que confundir que se hable de Estado, pues aquí no es más que sinónimo de sociedad civil o comunidad o de alcanzar un estado, en minúscula, un modo de ser. El anarquismo es el movimiento político que mayormente ha procurado dejar en claro que la comunidad igualitaria y libertaria que denomina comuna es el lugar donde se dan las mejores condiciones para que el ser humano y los demás seres puedan hacer efectivas todas sus potencialidades con las menores trabas e impedimentos, desplegándose en ayuda mutua y cooperación antes que como depredación y jerarquización. La relación de despliegue de las posibilidades es la contraria a la relación de obediencia que exigen las ontologías jerárquicas.

Dejar ser al ser y de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades, son las dos divisas que promueven el despliegue de las potencias y posibilidades de todos los miembros libres e iguales de una comunidad anárquica. A esa doble divisa la denominó Spinoza Ética, pero con ello lo que quería decir es Ontología, su ética es una ontología porque los seres son los que valen igual, sin que uno tenga más valor que otro.

Todos los seres somos iguales, pero como existentes, tenemos distintos modos de ser, de ahí que la igualdad y unidad no excluya la pluralidad. Ciertamente hay diferencias entre lo que cada ser puede, porque cada ser es una potencialidad, pero al mismo tiempo, hay una potencia común, una razón común, un sentido común, al tiempo que una pluralidad de razones particulares. Hemos de rechazar la estrecha, eurocéntrica y colonialista racionalidad moderna y concebir una nueva racionalidad ampliada y expandida que abarque igualmente a todos los seres, entendida entonces como razón común o naturaleza de las cosas.

Fuimos animales y podemos por eso aún experimentar, porque aún lo somos, que hay en nosotros una tendencia a lo abierto y en-común, como indicó Rilke en la Octava de sus Elegías de Duino:

“Con todos los ojos ve la criatura / lo Abierto. Solo nuestros ojos están / como vueltos al revés y puestos del todo en torno a ella / cuál trampa en torno a su libre salida ///5”.

Somos pobres de Terra porque nos volvemos a un Mundo humano que no nos deja ser ni ver el ser de las cosas tal y como son, ese desarraigo no es completo, como teme el poeta, porque de forma eco-libertaria aún podemos sentir lo libre y salvaje, en el inconsciente, en el arte, en la creatividad e innovación.

Heidegger, Agamben o los psicoanalistas, situando al Hombre, merced el lenguaje, en una posición jerárquica superior a la de los animales y los demás seres, siguen presos de la metafísica del arché, del mandato del mando, principio, fundamento, que supuestamente pretenden superar con su retórica especulativa. Como muchos otros no pueden soportar la simple idea de no considerarse superiores a nada ni a nadie.

“Lo que hay fuera, sólo lo sabemos por el semblante /del animal; porque al temprano niño / ya le damos la vuelta y le obligamos a que mire / hacia atrás, a las formas, no a lo Abierto, que / en el rostro del animal es tan profundo. Libre de muerte6”.

Como el niño pequeño o el animal el anarcántropo ha matado a la muerte, no conoce el lema fascista viva la muerte, sino que se encuentra sumergido en la vida plenamente, como el animal, que no concibe el tiempo como un pasado diferente del presente y del futuro, sino como un eterno presente.

Lo común y la comuna son espacios, zonas temporalmente autónomas, liberadas, que subsisten en tanto en cuanto no son colonizadas por un poder jerárquico que las someta a sus mandatos. Esa espacialidad también es un ser, luego hay un espacio ontológico anárquico que coincide con la naturaleza de las cosas. Por ese motivo anarquistas como Elisée Reclus priorizaban el espacio sobre el tiempo y la Geografía sobre la Historia. La Geografía es la historia en el espacio: ecología, ayuda mutua, cooperación. Existió ese espacio al comienzo de todo, en el pasado, re-existe en el presente y existirá en el futuro, luego es nuestro eterno presente.

Desde una ontología anárquica la comuna se muestra como excedentaria, como un comunismo de la abundancia, ya lejos del comunismo de la escasez marxista, porque esa comuna anarquista estará formada por seres con altas capacidades y pocas necesidades, es más, la elevación de la potencia común e individual tendrá que ver con la disminución de la necesidad común e individual, de modo que, como sabemos, un sabio como Sócrates necesita poco dinero y bienes para vivir. Las reglas comunales emanarán constantemente de las composiciones de los seres que la habitan, composiciones de cuerpos individuales que generan ese cuerpo colectivo que comienza por ser libre e igual.

El orden de los seres liberados, anteriormente concebido como caos, que ya sabemos que, lejos de desorden, significa o es igual a orden libre, es el espacio ontológico originario en el que aparecen y se relacionan todos los seres, sean cosas o personas, acciones o pensamientos, armonía o sinfonía de la materia, del cuerpo, con la cual puede el orden político entrar en sintonía. La relación entre la ontología anárquica y el anarquismo político es la de una armonía preestablecida, según la cual, si los seres son libres, entonces, se organizan políticamente de manera anárquica, y, si los seres se organizan políticamente de manera anárquica, entonces, son libres. Y lo que se busca es la autonomía del espacio social frente a la dominación capitalista, la composición de zonas temporalmente autónomas de vida, pensamiento y acción en común, aquí y ahora, en nuestro eterno presente.

Luego la aparente disociación entre ontología anárquica de un buen número de filósofos contemporáneos y el anarquismo político de siempre no procede de una escisión interna de la anarquía en sí misma, sino de la incapacidad de unos y otros de articular la armonía entre ambos lugares de emergencia de la anarquía.

Confiamos en que el presente escrito, por tanto, contribuya a que se articule y alcance esa anarquía, que no es otra cosa que la feliz relación lograda entre el anarquismo político y la ontología anárquica, y que se manifestó, manifiesta y manifestará como comuna o convivencia común en un espacio libre entre iguales.

NOTAS

1 Viveiros de Castro. La mirada del jaguar: introducción al perspectivismo amerindio. Buenos Aires, Tinta Limón, 2013, p.80.

2 Viveiros de Castro, Eduardo. La mirada del jaguar: introducción al perspectivismo amerindio. Opus.cit. p.27.

3 Gilles Deleuze Sur Spinoza, Cours Vincennes – St. Denis, Séance 3 – cours du 16/12/1980, sur ligne:

https://www.webdeleuze.com/textes/10 (03/12/2024): «Ce qui me paraît frappant dans une ontologie pure, c’est à quel point elle répudie les hiérarchies (…). C’est la pensée anti-hiérarchique. A la limite, c’est une espèce d’anarchie. Il y a une anarchie des étants dans l’être. C’est l’intuition de base de l’ontologie: tous les êtres se valent. La pierre, l’insensé, le raisonnable, l’animal, d’un certain point de vue, du point de vue de l’être, ils se valent. Chacun est autant qu’il est en lui, et l’être se dit en un seul et même sens de la pierre, de l’homme, du fou, du raisonnable. C’est une très belle idée. C’est une espèce de monde très sauvage».

4 Deleuze Ibid. “l’être se dit de tout ce qui est, c’est comment être libre. C’est à dire comment effectuer sa puissance dans les meilleurs conditions. Et l’état, bien plus l’état civil, c’est à dire la société toute entière est pensée comme ceci : l’ensemble des conditions sous lesquelles l’homme peut effectuer sa puissance de la meilleure façon”.

5 Rainer María Rilke Elegías de Duino, Madrid, Cátedra, 2015. Octava Elegía.

6 Rilke Ibid.

Un comentario en “Simón Royo Hernández / Ontología anárquica y anarquismo político

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.