Alejandra Castillo / Me creas una ventana. Una nota sobre Marciano de Nona Fernández

Filosofía, Literatura, Política

“En mi celda de Brasil aprendí a jugar ajedrez mentalmente. Cerraba los ojos y dibujaba un tablero imaginario en mi cabeza. Un gran cuadrado trazado por ángulos rectos, que a la vez se conformaba de sesenta y cuatro cuadrados pequeños que hospedarían a una pieza, también imaginaria, en algún momento del juego”. (Nona Fernández, Marciano)

Contar una historia como quien vuelve a una partida de ajedrez que ha quedado congelada en el tiempo. Repasar los movimientos de memoria, una y otra vez, avanzar por las mismas casillas advirtiendo salidas donde se pensaba un fin de camino. O, quizás, contar una historia solo para trazar cuatro ángulos rectos que en su unión abren una ventana para mirar el mar y desde ese lugar ver a Mauricio Hernández Norambuena, el comandante Ramiro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Nona Fernández crea esa ventana en su novela Marciano1.

En un nudo en el que se tensan dos cuerdas, la verdad de una vida y la ficción de la escritura, Nona Fernández da letra y forma a las conversaciones que mantiene con Mauricio Hernández Norambuena en el contexto de un restringido régimen de visitas en la Cárcel de Alta Seguridad de Rancagua desde el año 2022. Sin embargo, Marciano no es esa conversación, tampoco es una larga entrevista, es una novela que imagina una ventana como un aparato proyectivo, un cinematógrafo.

La cuadratura de esta ventana —que puede ser a la vez un lienzo, una pantalla o un tablero de ajedrez— pierde rigidez y contorno con cada una de las imágenes que proyecta. Una palabra como una imagen que en su proyección en la ventana creada por Nona Fernández va adquiriendo la compleja forma de una vida. Cada palabra, cada imagen que se proyecta por la cuadratura de la ventana hace ver el marco, pero al mismo tiempo lo excede: “Una gota de lluvia, la hoja de un árbol, una huella digital, una flor, un río, el fuego, todo tiene un diseño irregular, lejano al cuadrado, al triángulo o al rectángulo de las ventanas. Con esas figuras angulares el ser humano ha construido el mundo y supongo que por eso nuestra percepción es lineal. El fractal en cambio es una forma rara, de otro planeta, una estructura que no calza, que no encaja que fue denominada como monstruosa por los antiguos, pero que probablemente sea el reflejo de lo que somos”2.

Una ventana rara que se forma y desforma como los recuerdos de la propia vida. Es sobre esa superficie que Mauricio Hernández Norambuena proyecta parte de su historia y que Nona Fernández la transforma en una novela. Úrsula K. Le Guin dice que la verdad nace de la imaginación en el propio acto de contar una historia. De los encuentros entre Norambuena y Fernández, entonces, nace la verdad de Marciano.

Si la imaginación escrituraria de Nona Fernández hace de un cuadrado una ventana y de ésta un cinematógrafo no es sólo para proyectar, una vez más, las imágenes del atentado contra el dictador, el escape en helicóptero de la cárcel de alta seguridad, el asesinato de uno de los ideólogos de la Constitución de 1980, la fallida operación de los Queñes o la del secuestro de uno de los miembros del clan Edwards, sino para desenfocar la mirada de esas imágenes espectaculares y poner atención a los fallos y silencios de la democracia chilena en lo relativo a lo que guarda en su relato histórico, y lo que olvida, pero por sobre todo hace ver el desbalance en la entrega de culpas y castigos.

En la forma de un diálogo, Nona Fernández le pregunta a Mauricio Hernández Norambuena sobre el tiempo que le resta en la cárcel y al mismo tiempo, sin decirlo, vuelve manifiesta la razón punitiva de la democracia actual: “¿Cuánto dura tu condena? Quince años por ser el supuesto autor intelectual del ajusticiamiento a Jaime Guzmán. Quince años por participar del secuestro de Cristián Edwards. Los diecisiete años del presidio en Brasil, ¿no cuentan para estas condenas? No”3.

Una ventana son ángulos rectos unidos, es salida y punto de mira, pantalla y cinematógrafo y es también Mauricio Hernández Norambuena en una celda de la cárcel de alta seguridad en Rancagua, lugar desde donde debemos preguntarnos sobre nuestra democracia, su garantismo.

NOTAS

1 Nona Fernández, Marciano, Santiago-Chile, Random House, 2025.

2 Ibid., p. 19

3 Ibid., 339-342

Alejandra Castillo es Filósofa

Imagen principal: Ru Xiaofan 茹小凡, Spaceship n°1, 2013

Nona Fernández, Marciano, Random House, Santiago, 2025

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