Luego del triunfo de las potencias populares en las primarias del domingo anterior, de sus desacatos y flujos expresivos, cabe consignar que la izquierda chilena ha ido tomando distancia de Caracas -como critica ordo liberal o popular- estableciendo matices y oscilaciones respecto al modelo cubano. Todo ello en medio de un rústico asedio medial –“anticomunismo”- donde las preguntas resultan tan esperables, como intensamente tediosas. Pese a estos desplazamientos, salvo honrosas excepciones, no hemos sabido de alguna alfabetización del modelo chino y sus efectos de neo-dependencia en las relaciones de intercambio (accesos o democratización del consumo). En nuestra parroquia ronda una pereza cognitiva ante un modelo rentista de “colonización blanda”, rizomática, cuya geopolítica supuestamente no alteraría materias de soberanía, garantizado el nuevo desarrollismo. Y aunque las urgencias de nuestra plaza responden a fenómenos de informalidad, migración, gobernabilidad, seguridad y ausencia de políticas de desarrollo, urge entrar a un debate que se aleje de las fabulas de Confucio -ver el estado de los keynesianos- y, de paso, transparentar el bicameralismo de la derecha chilena que, amén de criticar drásticamente la tesis doctrinal del PCCH, abunda en agravar el extractivismo (neo-desarrollista) consignando celebratoriamente las altas cifras del intercambio comercial. No se trata de la fastidiosa tarea de buscar manuales del XXI, negar los muros de la facticidad (60% de exportación hacia Asia), sino explorar experiencias sin relaciones dogmáticas en materias de neurociencias, bioética, políticas de desarrollo, servicios, régimen de universidades, cadenas de valor, IA, ahorro energético, sistema arancelario, petroquímica, ferroviario, ciberseguridad, control de las telecomunicaciones, etc. Tal tarea implica revisar restricciones y las brechas que ello implica en el caso chino. Pese a la ausencia de militarización en política exterior, de la sociedad Mao Zedong, no cabría edulcorar estos puntos cuando el 40% de las exportaciones chilenas van a la ruta de la seda.
