Una ventana abierta. Daba hacia un patio oscuro por la enorme vegetación. Los pájaros se paseaban entre las ramas de un gran magnolio. La brisa comenzó a penetrar desde el más allá a través de los árboles hasta entrar en la casa. Cerré la ventana. Sentí el frío por un instante. Era el frío que venía a quedarse. Puse el cerrojo. Junté las cortinas. Cuánto se extraña el canto de los pájaros.