Kojève expresó una vez en forma de advertencia una crítica de la identidad sobre la cual es necesario reflexionar: «Sé aquello que nunca podrás llegar a ser». El error de quienes buscan una identidad es querer convertirse en lo que ya son. Lo que simplemente somos no es una identidad, es una experiencia originaria siempre en curso, que continuamente se nos escapa entre las manos y por eso nunca podemos llegar a ser. Y sin embargo, la sociedad en la que vivimos no hace más que atribuirnos una identidad que, con mayor o menor convicción, terminamos asumiendo. Esta identidad –en el fondo lo sabemos perfectamente– es necesariamente postiza y quien quiere verdaderamente convertirse en lo que es corre el riesgo –como le ocurrió a Nietzsche y como, aunque en medida menos evidente, le sucede a casi todos– de caer en la locura. Sabio, es decir sin identidad, es quien es siempre sin nunca llegar a ser: pero esto es precisamente lo que hoy las sociedades llamadas civiles consideran como extraño y rechazan hacia los márgenes, cuando no buscan pura y simplemente eliminarlo.
sociedad
Israel Covarrubias / La fraternidad como cemento de lo social
FilosofíaComienzo con una triple cita que nos permitirá jugar con algunos campos analíticos en los cuales (y a través de los cuales) problematizo el tema de la fraternidad desde una perspectiva de teoría política. La primera cita es del sociólogo Michel Maffesoli, proviene de un texto escrito en 1981 donde anuncia la transformación y descentramiento de lo social, el nacimiento de las redes como dispositivos de reproducción de la vida en común, y una concepción espacial particular sobre los planos inmanentes de la conflictividad contemporánea, contenidos en lo que el autor
llama simplemente como “el misterio de la conjugación”
