‘‘Paredón a media noche’’ se erige desde la experimentación sonora entre una guitarra eléctrica y un sintetizador, con el fin de proyectar una atmósfera lúgubre, ya que intenta recobrar las crónicas que expirarían en el olvido -o el espanto- a consecuencia de su razón.
La selva peruana se desangraba durante los años 80’s y 90’s. La violencia era incesante desde todos los bandos y el género humano parecía no tener remedio, especialmente en aquellos que ejecutaban a sus similares cada medianoche en un prominente paredón en medio de la Cordillera escalera (actualmente carretera Tarapoto – Yurimaguas). No existía enemigos ni aliados, la violencia era desatada con la misma crueldad por parte de las Fuerzas armadas, Policía, grupos Paramilitares de ultraderecha, narcotraficantes y terroristas.
‘‘Con los ojos vendados’’ escuché y vi de reojo los labios de un viejo testigo. Él continuó: ‘‘manos atadas y narices contra el paredón’’, y yo procuré aspirar el tétrico instante antes del primer disparo, y cuando lo tuve, inicié el embrollado proceso de traducción crónica-música. Entonces, ‘‘Paredón a medianoche’’ ya tenía título, motivo y diseño sonoro. Fue grabado una noche de febrero de 2014. No es hasta 2016 que se ha publicado bajo un prototipo de álbum instrumental titulado Kimsa (3 en el idioma kechwa). Nunca se interpretó en vivo porque siempre se pretende expresar el momento capturado, como una crónica en primera persona.