1.- Deseo, insistencias
Habría que leer conjuntamente los textos de Félix Guattari en Chile, leerlos a partir de cierta insistencia que se enseña ya en la edición de los libros que documentan su visita al país. Leer con insistencia el modo en que insiste Guattari en inscripción, en un tipo de presentación que encuentra en el libro, en el volumen, en la composición, un modo de registro, de archivación, de consignación, que se identifica con el deseo, que insiste en el deseo como cifra de una autoría, de un contexto, de una recepción, de una apropiación, acaso de un desencuentro.
En efecto, los encuentros de Guattari en Chile han sido objeto de cuatro publicaciones, de cuatro libros “máquina-de-acción”, el término es de su primer editor, Francisco Zegers.1 Publicaciones que tienen por objeto “preparar” su venida al país, así como registrar las intervenciones y alocuciones proferidas durante su estancia. Presentadas en orden cronológico los volúmenes publicados son: Cartografías del deseo (Francisco Zegers editor, 1989), El devenir de la subjetividad (Dolmen ediciones, 1998), Las luchas del deseo (Pólvora editorial, 2020) y Desear la diferencia (Frontera interior, 2024). Más allá de la insistencia en la palabra “deseo” como un descriptor de encabezamiento común de una determinada operación de lectura, más allá de hacer del “deseo” la palabra-pasaje a una lectura de Guattari en Chile que se organiza contra el “libro-perspectiva”, contra el “libro máquina de Estado”, habría que observar en esta insistencia, en esta especie de puntuación rítmica del pensamiento de Guattari, el (auto)descubrimiento de una política, de una posicionalidad que acaso se fue abriendo paso en el mismo trabajo de composición, montaje y edición de una serie cerrada y abierta de textos y operaciones.
“Deseo” es una palabra cuya significación es por cierto incierta, abierta al juego de una lógica significante y asignificante a la vez, atravesada por combates intelectuales que en la Francia de los años setenta y ochenta enfrentan a la filosofía y el psicoanálisis, que confrontan al psicoanálisis con una especie de diferendo interno, con una diferencia que encuentra en los nombres propios de Lacan, Deleuze y Guattari los signos de una constelación que difícilmente se deja aprehender en una cartografía, en un mapa capaz de reconducir esos nombres propios a la unidad de un saber o una práctica que pueda identificarse con la palabra “deseo”. No hay estabilidad semántica, no hay principio de legibilidad en la palabra “deseo” que no esté ya, desde un principio, atravesada por una determinada intraducibilidad, por una imposibilidad de contextualización o historización de la significación que se busca aprehender en traducción intralingüística o interlingüística. Y, sin embargo, la palabra “deseo” insiste en tres de los cuatro títulos de los libros que reclaman la autoría de Guattari en Chile. Cartografías del deseo, cuya edición corresponde a Francisco Zegers y Miguel Denis Norambuena, afirma y niega esa palabra, la exhibe como cabeza de título al tiempo que la retira de la lengua, del léxico que cabría identificar con la lengua guattariana, con su vocabulario más propio, distintivo.
Si Cartografías del deseo puede considerarse en propiedad el libro que enmarca lo que para abreviar cabría identificar con la “recepción” inicial del pensamiento de Guattari en Chile, esta recepción no tendría en la palabra, en el vocablo, en una conceptualidad afín al “deseo”, un punto primario de anclaje o (re)conocimiento. En los paratextos del texto, en los parerga que sostienen y presentan la obra, y que en Cartografías del deseo están constituidos por la “Nota del editor”, firmada por Francisco Zegers, la “Introducción”, presentada por Miguel Denis Norambuena, y el “Glosario de Esquizo-análisis”, a cargo de David Cooper, la palabra “deseo” no es un designador rígido, un nombre propio con que reconocer a Guattari en todos los mundos posibles. De hecho, el “Glosario de Esquizo-análisis” elaborado por Cooper para la edición inglesa de La révolution moléculaire (1977), y que los editores chilenos consideraron necesario incluir “para permitir una mayor comprensión de la originalidad del pensamiento de Félix Guattari”, no contempla la palabra “deseo” como entrada en el catálogo de términos identificados como propios de su léxico.
A pesar de este movimiento inicial de afirmación y negación del deseo, no obstante la evidencia de una escena primaria de aceptación y rechazo del deseo, a partir de las ediciones a cargo de Cristóbal Durán y María Luisa Figueroa el “deseo” pasa a designar el significante principal al momento de referir el paso o pasaje de Guattari en Chile. Esta primacía es una insistencia, ya se ha dicho, una puntuación, un ritmo que marca y enmarca los textos, que organiza un archivo a partir de una insistencia, de una reiteración, de una remarca de edición que encuentra en el deseo no solo un deseo de archivación, un deseo de registro, sino acaso un bando, una banda, un mandato de lectura. Para aclarar este punto permítanme citar en extenso el principio de composición y edición que organiza Las luchas del deseo, el primero de los dos libros editados por Durán y Figueroa (y en cuya edición participa Lucas Sánchez), y el tercero de la serie de cuatro volúmenes publicados de Guattari en Chile.
Nuestro trabajo de edición obedece a una serie de premisas: ‘Quien lee, tiene ante sí un tercer libro. Ya no se trata simplemente de una reedición de Cartografías del deseo y de El devenir de la subjetividad. Hemos recogido textos y apartados otros, lo que exige preguntarse el porqué de las anteriores selecciones y qué relación mantiene con la que hemos hecho hoy.
Estableciendo un contraste entre las dos versiones previas de los contenidos, hemos optado por tratar de atenuar las diferencias radicales en términos estilísticos y en la traducción de conceptos que, desde los años 1990, se han revelado manifiestamente como centrales, y que ya han adquirido su carta de ciudadanía en el pensamiento de las últimas décadas. En ocasiones nos vimos en presencia de textos casi completamente distintos, casi como si se tratara de dos viñetas de los Ejercicios de estilo de Raymond Queneau. Intentamos que textos que se leían distintos, en un intervalo de nueve años, pudieran ser leídos, más de 20 años después, estableciendo un diálogo entre ellos.2
La tarea de traducción, de archivación, de edición no sería otra que aquella que se asocia a un trabajo del deseo, a un deseo de leer. De leer según un tercer término, o más propiamente en presencia de un tercer término, ya se presente este en forma de cosa u operación. En cuanto cosa, es decir libro, en cuanto operación, es decir traducción y edición, el deseo de archivación de Guattari parece develar un deseo de banda, un deseo de lectura que tomando en préstamo un término acuñado por Françoise Dosse, en su Saga de los intelectuales franceses, se puede describir como un deseo propio de banda, de “la banda de Félix Guattari”.3 Quiero aclarar que con esta denominación no busco establecer una declinación crítica, menos aún identificar una perspectiva, sino esclarecer o intentar esclarecer una posición, la posibilidad de una determinada posicionalidad o si prefieren la ocasión de una transversalidad, de una deriva.
La duda es parte del deseo, o parece serlo. Así, ¿cómo contar? ¿Cómo contar por uno, por dos, por tres? Acaso, ¿contar por cuatro? ¿Cómo determinar en la diferencia la singularidad del uno, del dos, del tres, del cuatro? Uno difiere en dos, en tres, en cuatro. El uno y su diferencia. Sin duda, pero es el mismo diferir, es la misma diferencia, la que está en cuestión en esta pequeña historia de pasos y pasajes intelectuales. Y está en cuestión precisamente porque el contexto en que se inscribe esta diferencia, la red de diferencias en la que se embosca una significación no parece estar (plenamente) afirmada. En su introducción a Las luchas del deseo, rotulada “Félix Guattari en Chile: sobre transiciones y captura, a más de treinta años”, Cristóbal Durán intitula uno de los apartados de su texto con la frase “Un lugar casi inexistente”, para dar cuenta justamente de una ilegibilidad, de la insistencia en un encuentro fallido. Así, observa: “Todavía nos queda evaluar si hubo cita, si acaso algo así se puede especular”. Y más adelante agrega, de manera más conclusiva: “La singularidad del pensamiento guattariano quizá no pudo ser atendida en su momento, y quizá incluso se pueda especular que su visita no produjo un gran impacto inmediato, un impacto que, sin embargo, ha tenido que irse elaborando paulatinamente en una serie de prácticas”.4
La duda, o desazón que trasmite esta frase final es de igual modo la duda que moviliza un trabajo de deseo, de banda, de posibilidad de una práctica, de una política que Desear la diferencia enseña en una composición múltiple, abierta, transversal. Si ese deseo de diferencia da lugar a un lugar, si ese deseo de diferencia posibilita un encuentro no constituido por la lógica de la perspectiva, del capital, de la capital, de la cabeza, del encabezamiento, y en última instancia del aparato (sea esta lectura o edición), es algo que constituye quizá aquello que se arriesga o juega en la conversación de Guattari con Juan Luis Martínez en torno a la anonimia, el descabezamiento, la descapitalización, el modernismo traumático de una escritura que se enseña en el riesgo de la literatura.5
2.- Coloración
Ahora bien, el deseo de insistencia, de banda, de frecuencia, de intervalo, de ritmo, pero también de posicionalidad, de parcialidad, de partido, que moviliza el pasaje Guattari, su paso o andadura nacional, no es nunca un deseo que pueda afirmarse sin más. Ya lo decíamos, nunca se está seguro, absolutamente seguro, de desear la diferencia. La diferencia supone una operación de identificación, un saber computar fenómenos considerándolos unidades homogéneas: contar por uno, por dos, por tres, por cuatro, por ejemplo. Pero también supone la posibilidad de referir a un suceso, de narrarlo, de contar una historia en tanto tal. El deseo de diferencia se enseña, entre otras cosas, en un deseo de historia. Pero, no siempre se está completamente seguro de saber que es una historia y mucho menos de saber cómo contar la historia. Esta dificultad de saber, esta especie de no saber inscrito en el saber, es propia o común a la coloración del deseo, a su acontecimiento; si es cierto que el deseo acaece, se expresa como banda sin banda.
Al leer la “Nota inicial” que precede a los textos que organizan el libro Desear la diferencia (2024) en paralelo al estudio introductorio que abre Las luchas del deseo (2020), se advierte la complicación que señalamos, la dificultad de aprehender ya no solo el contexto en que se inscriben los textos, sino de identificar en esos mismos textos la evidencia de una unidad homogénea. Y no me refiero únicamente a la posibilidad de afirmar una autoría, la exposición de un pensamiento —sabido es que ambos textos aparecen autorizados bajo la firma de Cristóbal Durán—, sino de ver en ellos un texto, un lugar, un determinado lugar: un lugar casi existente, un lugar casi inexistente. La remisión a las fechas de publicación de ambos libros de Guattari ilumina y oscurece los problemas planteados, los afirma y los niega a la vez, los acepta y rechaza. Pues, si se toma como referencia el año 2022 el contexto político de la revuelta de 2019 parece orientar la lectura de Guattari en Chile, los motivos y movimientos que organizan una determinada práctica de significación. Si, por el contrario, la referencia es el año 2024, predomina en la lectura, en los acentos del texto, en los énfasis y enumeración tópica de significados, un momento en el cual los nuevos fascismos dictan la tonalidad del día, de las resistencias, de los miedos, de las depresiones, de las caídas. La coloración cambia según el contexto, los énfasis de lectura difieren, se movilizan otros motivos, otras estrategias de significación. Nada malo hay en principio en ello. Sin embargo, el trabajo de composición, de montaje, de edición y archivación llevado adelante por Cristóbal Durán y María Luisa Figueroa nos enseña que nunca se está completamente en un lugar, que no hay un saber preciso que nos permita contar en historia, contar una historia como quien cuenta por uno, por dos, por tres, por cuatro. Como hacer de un contexto, de todo contexto una unidad homogénea, como saber si se está frente a un libro, a un pensamiento.
Guattari en Chile, la ficción autoriza el enunciado. Guattari en tiempos de postdictadura, de transición a la democracia. Guattari y el fascismo, Guattari y el comunismo. Todos estos enunciados en su banda, en su intervalo, en su diferir, en su posicionalidad, demandan un determinado deseo, una insistencia en la inscripción, una lectoescritura que, al contar por uno, por dos, por tres, por cuatro, por un múltiple, abre a un deseo de diferencia, hace desear la diferencia como deseo de inscripción.
Qué este deseo sea deseo de historia, que se pueda contar la historia es aquí la cuestión, la cuestión mayor.
NOTAS
1 Francisco Zegers, “Nota del editor”, en Félix Guattari, Cartografías del deseo, trad. Miguel Denis Norambuena, Santiago de Chile, Francisco Zegers editor, 1999, pp. 11-13 [p. 13].
2 Félix Guattari, Las luchas del deseo. Capitalismo, territorio, ecología. Escritos para un encuentro 1988-1991, edición Cristóbal Durán, María Luisa Figueroa y Lucas Sánchez, Santiago de Chile, Pólvora editores, 2020, pp. 11 y 12.
3 Françoise Dosse, “La banda de Félix Guattari”, La saga de los intelectuales franceses, 1944-1989, vol. II. El porvenir en migajas (1968-1989), trad. Francisco López Martín y Ana Useros Martín, Madrid, Akal, 2023, pp. 52-58.
4 Cristóbal Durán, “Félix Guattari en Chile: sobre transiciones y captura, a más de treinta años”, Las luchas del deseo, op. cit., pp. 29 y 32.
5 “Conversación con Juan Luis Martínez, Villa Alemana (19 de mayo de 1991)”,Desear la diferencia. Conversaciones con Félix Guattari. Encuentros en Chile, 1991, edición y selección Cristóbal Durán y María Luisa Figueroa, Santiago de Chile, Frontera interior, 2024, pp. 240-252.
* Presentación de Desear la diferencia. Conversaciones con Félix Guattari. Encuentros en Chile, 1991, edición y selección de Cristóbal Durán y María Luisa Figueroa, Santiago de Chile, Frontera interior, 2024. Texto leído en librería Alma negra, el 07 de marzo 2025.
Durán, Cristóbal & Figueroa, María Luisa, Desear la diferencia. Conversaciones con Félix Guattari. Encuentros en Chile, 1991. Frontera Interior, 2025.

