Sergio Villalobos-Ruminott / Iteraciones

Estética, Filosofía

Prólogo (15-24), al libro de Paola Helena Acosta Sierra, Plusvalía de la memoria. Universidad Pedagógica Nacional, Colombia, 2021.

En julio de 1997, el jazzista Ornette Coleman invitó al filósofo Jacques Derrida a subirse al escenario del festival de La Villete en París, para compartir un experimento, mientras el músico presentaba su esperado concierto. De tal experimento, en el cual el primero tocaba y el segundo leía –marcando un contraste que no era solo formal sino que envolvía la cuestión misma de la improvisación—, se recuerda únicamente una anécdota que repara en la insatisfacción del público, la que obligó finalmente al filósofo a abandonar, frustrado, el escenario, concluyendo así, aparentemente, ese insólito encuentro. Sin embargo, más allá de la anécdota, vale la pena destacar que lo que Coleman y Derrida se traían entre manos, aunque solo fuese por unos minutos, era precisamente la compleja cuestión de la improvisación, del jazz como música intrínsecamente ‘espontánea”, revolucionaria si se quiere, en permanente disputa con las normas o con el “cultural background”, y por tanto, como una forma eventual (an eventful thinking) de inteligencia que no podía ser meramente repetida según las leyes de la ejecución, la formalización de la performance, o la determinación cultural de sus registros.