Mariana Rodríguez / La imagen-luciérnaga: una aproximación al trabajo de Georges Didi-Huberman sobre la resistencia política y la estética de las imágenes supervivientes

Estética, Filosofía

En su estudio sobre la historia del arte, Georges Didi-Huberman toma imágenes de diversos insectos –mariposas, phasmidas, polillas, moscas, etc.– para analizar objetos visuales y asignarles un valor respecto a la imagen y su posición en la historia. En La supervivencia de las luciérnagas (2009), toma a la luciérnaga como un símbolo para reflexionar sobre el poder de resistencia de distintas manifestaciones artísticas en cuanto a su calidad de imágenes. En ese sentido, lo que se nos plantea es a estos insectos como imágenes que sobreviven –imágenes supervivientes– que, representando al arte y, metonímicamente al hombre, cargan consigo una resistencia, estética y política, a través de la emisión de sus pequeñas luces (lucciole). A partir de este planteamiento, en el presente trabajo (1) analizo la definición que construye Didi-Huberman de las luciérnagas como imágenes supervivientes y cómo se integra dicha imagen al estudio de otras imágenes-insecto en estudios anteriores; (2) examino la carga estética y política que el autor le confiere a estas imágenes-luciérnagas como restos culturales y divergentes, en tiempos de resistencia; y, finalmente, (3) evalúo la posición que toma Didi-Huberman frente a la supuesta afirmación de que “las luciérnagas han desaparecido”, entendiéndola como la desaparición de la experiencia en su sentido más puro.

Tariq Anwar / La fragilidad de la luz

Literatura

La luz llega desde todos lados. Luz que enceguece sin siquiera mirarnos. Podemos quedar sin vista de tanta luz, así dicen que le pasó a Moisés. Esa misma luz es la que se esparce ahora ya no desde un centro, sino desde cada cosa. Al final el profeta eligió la ceguera. Soberana estupidez. A nosotros en cambio, la luz nos rodea, lo hace todo blanco. Ante el dolor, hemos subido nuestros umbrales, hemos acomodado nuestra fotosensibilidad, sin saber que con ello renunciábamos a toda sensibilidad que no fuera la de unos ojos entrecerrados. Ahora, el mundo desaparece en su exceso de aparecer, y si lo disfrutamos es porque las luciérnagas ya no interpelan nuestra memoria. Esas luces frágiles, juguetonas, que solo iluminan a quien sabe mirar en la oscuridad.


Imagen principal: Elijah Gowin, Firefly Marks #6 , 2015