Si estamos interesados en comprender la violencia estructural que ejerce el poder sobre la potencia de la vida, quizás no exista una imagen más sutil e ilustrativa que la imaginada por Rousseau en su Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. Pese a encontrarse atravesada de idealizaciones exotistas distintivas de su contexto histórico, dicha obra expone con claridad la arbitrariedad que motiva al acto de apropiación privatizadora, esto es, a la reducción de la relación imaginal con el mundo al mero hecho (factum) consistente en instaurar la propiedad privada, así como la consecuente desigualdad entre los seres humanos.
