Sobre Epew Txem Kulelu. Historias Mapuche de Eliana Albino Caniu, 2018
Los momentos de vigor son esenciales para la “comunidad de los afectos”. No son ficciones, menos si distan de estar anclados en las distopías del presente. Bajo la biblioteca de la modernidad, la amistad es catalogada como un lugar enrarecido que occidente ha declarado una “cama mullida”. Un encuentro en la diferencia, en los incordios, en relaciones que hacen del otro la perpetuación de la sombra, o bien, contienen las diferencias en una “política de los afectos” (lugar de la máscara). La amistad “sería” una zona gris que abunda en pactos de productividad, en porosidades. Querríamos instalar otra ética de los afectos territoriales.
Quizá, se trata de una concatenación de sucesos aparentemente circunstanciales que guían los nudos humanos, que se estrechan y fluyen como la figura de un río. Precisamente, es a las orillas del Allipen donde se lleva a cabo una historia que tiene otras búsquedas. Una posibilidad de entender la libertad de afectos, centrada en lenguas originarias, que asumen su alteridad y simpleza.
La historia reza así,
“Los personajes de este relato son tres jóvenes, que decidieron sumergirse en las aguas rojizas del Colico, para disfrutar del tiempo (no aritmético) y el encuentro con un paisaje prístino. – ¡Una bicicleta, necesito una bicicleta! Exclama Cristian a su hermano Michel y a su amigo Javier. Este último recordó que su tío Pedro Painevilo le había regalado una bicicleta hace algún tiempo, lo que motivó a los tres jóvenes a ir en búsqueda del preciado vehículo. El trayecto no estuvo exento de complejidad, pues para llegar a Huerere, “pájaro carpintero nuevo”, hay que transitar por una intrincada red de caminos vecinales, orillando el río Allipen.
La vista es genuina, dándole razón al significante río, que se rodea de un bosque nativo espeso. Canelos, notros, coigües y arrayanes le otorgan a la casa de madera una sombra fresca que invita al ocio afectivo en el remanso del río Allipen. Es así como arriban a la casa del tío Pedro y la tía Eliana, quienes los reciben con mucho cariño como es su trato acostumbrado con los visitantes. El interior de la casa es acogedora y fresca, con una mesa lista para las once. Las bondades del campo son los verdores. El mate es sabiamente enriquecido con hierbas aromáticas y una tortilla crujiente que sufre el asedio de los tres invitados después de gastar energía en los ríos.
Entre tertulias la bicicleta pasa a segundo plano. A través de las palabras llena de territorio y conocimiento del pueblo nación mapuche, el joven Curin cae en la cuenta que Eliana ha escrito cuentos en esta lengua. En circunstancias de la vida, tuvo la oportunidad de publicar un libro de cuentos, epew, y poemas mapuches, quedando gratamente sorprendidos con su trabajo. La lamngen Eliana declara que le gustaría publicar un nuevo libro, pero en una institución estatal y pública como la Universidad de La Frontera. De esta forma asegurar que la divulgación del mismo vaya en apoyo al fortalecimiento de la lengua mapuche para que nuevas generaciones tengan la posibilidad de aprender sobre una cultura milenaria, resistencial, contada a través de su propia lengua -sin tener que comparecer a la codificaciones normativos y sus diccionarios”.
En este escenario aparece la necesaria revitalización de la lengua mapuche, tiene lugar un libro sobre el mapuzungun. La respuesta da cuenta de una costumbre que se ha ido perdiendo en tiempos de confinamiento (COVID-19) y conectividad. Langen Eliana -autora de historias Mapuches– cultiva la lengua y fomenta los valores tradicionales de la cultura mapuche a través del lenguaje usado entre generaciones distintas (lengua que articula el territorio sin el peso de las tabulaciones de las ciencias duras). En aquellos tiempos en que los ancianos eran escuchados por los pichiqueche, quienes ponían toda la atención a sus mayores, guardando en la memoria cada detalle de los relatos en mapuzungun en un círculo íntimo y familiar. Ese tono sencillo y cálido es el que se percibe en las historias relatadas por Eliana.
En este punto del prólogo cabe una apostilla, una de las grandes amenazas que indica la UNESCO (2019) sobre la revitalización de las lenguas originarias viene dado por la pérdida de comunicación entre los jóvenes y otras demografías (“los mayores”), pues ello agrava la pérdida de la lengua ancestral, los lineamientos éticos y ancestrales. En este escenario asimétrico de dos lenguas, el presente texto de Lamngen Albino viene a sumarse al genuino deseo de revitalización de la lengua mapuche evitando la ralea de los colonialismos.
Existe consenso en la importancia que tiene esta actividad, puesto que la lectura fomenta la imaginación, la comprensión visual (lectora) y el fortalecimiento de los lazos comunitarios. Todo nos lleva a una “botánica otra”
Sin embargo, en tiempos actuales se ha ido perdiendo por causa de un presente distópico, donde padres saturados por miles de tareas, agotados al llegar a su hogar, abandonan este ejercicio fundamental para el desarrollo cognitivo y emocional. En este sentido, el texto de la Lamngen Eliana Albino nos traslada a diversos escenarios, muchos de ellos en que un pichichi es el protagonista.
Desde un aspecto formal, el texto está dividido en tres partes: los cuentos mapuche y sus enseñanzas, epew sobre animales y leyendas tradicionales. Entre estas últimas, es vital la leyenda sobre los habitantes del menoco, que favorecen a los visitantes si estos han demostrado respeto por el sitio sagrado lleno de vitalidad. Las machis saben que este lugar alberga una diversidad de lawenes guiadas por el ngen dueño del menoco. Sin embargo, Eliana nos advierte que el menoco se desplaza como una gran bola de fuego que asusta a los intrusos y los hace sufrir accidentes extraños.
Magaly Ruiz Mella, Directora del Centro de Investigación de Lengua, Cognición y Cultura, Universidad de la Frontera
Nota. Al cierre del círculo virtuoso de amistad quiero agradecer a quienes hicieron posible este texto. En primer lugar, los jóvenes inquietos que, de una tarde veraniega, y por causa de una bicicleta, transitan desde el lago Colico al río Allipen. Reconocer el cariño y dedicación del matrimonio de Pedro Painevilo y su esposa y autora de este libro Eliana Albino y, finalmente a la Universidad de La Frontera a través de la Dirección de Bibliotecas y Recursos de Información, unidad académica que permite finalmente hacer realidad este anhelado texto.