“Me trajo el mar su palabra reventada,
Su latir, su pausa, su castigo”.
Damsi Figueroa Verdugo. Muerte Natural. Ed. Delarchivo. 2020.
Escribir, sería una operación de lenguaje inscrita en el temblar primero de la vibración del rayo clavada en una superficie. Esa intuición heraclitiana de Gonzalo Rojas que moviliza el relámpago de su fuego imaginal, es al mismo tiempo el aire que mueve los labios del asombro y la escritura de Damsi Figueroa Verdugo1. El temblor de sus palabras corta el vuelo en distintas direcciones y zigzaguea el ritmo creativo del nombre que desata el soplo sitarino de su logos vendaval.
“Así nacía la poesía dentro de mí, como una isla especular que me latía, como un volcán silencioso de lava y de preguntas”2.
De esta figura del universo, como relámpago de agua y fuego, en la borrasca sin medida del mundo, desde la exudada lava que incendia las galaxias, es de donde irrumpe la lengua exílica de la “entidad poética del mundo” como pregunta astillada del habla común y cósmica que a tientas comunica su “entidad material”, en el decir exigido de la raíz atómica y an-árquica del silencio. Desde allí, y en pugna con la “entidad imaginal de lo viviente” “emerge” “la lengua policial de la poesía nómica”; desde el vacío mascullado del sonido que no nombra. Desde la traducción violenta de la “entidad retórica del mundo”, surge la máscara soberana del poema antropológico, desde la oleada de voces que se enrosca libre en la etimología desbordante del latir que nos des-obra, se erige la “entidad logo- fono-lógica del hombre y su lenguaje.
En el mudo ejercicio de la im-potencia del decir, la “comunidad material de la poesía en las cosas” se teje como una red intraducible de sonidos materiales, en una anasémica lengua tectónica, que no tiene fundamento esencial en ningún- “ εἶδος” Eidos- que la configure teológicamente hacia la realización de una verdad que redima en un futuro inmóvil y trascendente los destinos de lo viviente, es decir, y aquí arriesgamos una hipótesis problemática; en la “entidad poética” de lo viviente y sus giros expresivos, se experimenta un movimiento de meta-lenguaje sensible e inmanente en las cosas, excéntrico a toda redención última y metafísica del animal humano y su lirico alarido de repetición . A la contra, la anti- lengua de la imaginación material de la poesía en las cosas, irrumpe en el espejo de la poesía sujetada a un nombre propio; la estalla el en abismo a-fónico de su risa elemental: “telúrico y mordaz, del abismo saque mi aliento, del roció animal de una nube pasajera”3
Siguiendo a Benjamin, diríamos que “la comunidad de las cosas y lo viviente”, tienen una “entidad lingüística y espiritual” que comunicar en el lenguaje, no como principio puro de las formas lingüísticas, sino como comunidad material inmediata e infinita4, puesto así, “la entidad poética en lo viviente, vendría a realizar la traducción a-lingüística- de sí misma como cosa expresada en su propia (dis) lengua material. La tautología intenta explicar que “la poesía en las cosas y lo viviente” es una lengua negada en sí misma- an-antropologica- no instrumental, que intenta expresar la comunidad de lenguas que no nombran en el que habita el mundo y sus flujos- de- vida destellante, siempre en fuga sub-vertida de cualquier lengua funcional y soberana de representación. Si la concepción burguesa del lenguaje nos viene a mostrar que este es el medio a través del cual las “entidades” portan sus sentidos de comunicabilidad espiritual al mundo, entonces, tendríamos que afirmar, más allá de esta representación, que no hay un lenguaje fuera de la comunidad material y poética de lo viviente, que, en su trascendencia, sea el vocero que comunique lo que la “entidad no lingüística” del mundo no pueda expresar de ella misma.
El logos de la poesía de Damsi nos viene a decir justamente eso: el devenir “rayo” de todas las cosas vivas y materiales que se movilizan en el mundo, la comunidad de relámpagos y ruidos discontinuos e infinitos que resplandecen vivos en el tumulto anónimo de la asamblea de las cosas, es la expresión fulmínea del nombrar “poesía”:
“He soñado el poema que dice al mundo
con su tumulto de palabras aladas
bandada de pájaros de fuego
que devuelve la luz a todas las praderas.
He aquí al poema que quiere abrirse
el poema que quiere llegar al centro de la tierra
porque no desconoce el magma de su esencia
el ígneo y secreto elemento de su aliento
He aquí al poema que cantará para siempre con el mar”5.
Nada vuelve a ser lo que era después del susurro inquietante en el que se arrulla lo vivo. Luego que la “poesía en lo viviente” avise en su reflejo cegante lo que en el pasar su “voz arrancada” encandila, pues, nada muestra fuera de la vibración del viento que anida en ella, lo gigante y lo pequeño que respira en la comunidad del espíritu de las cosas, que al exhibirse se pierden como para dentro en el eco-suspiro de su aparecer a-soladas, cuando del otro lado, su desintegración en el silencio de vuelta las espera, como “lengua extraviada” de sí, como ronquido afásico en la vibración de su altura.
Si la “poesía en lo viviente” y la comunidad de las cosas es, aire, fuego, tierra, zumbido en el desastre mundanal, la “fone animal quitada”, en cuyo abismo, a decir de Agamben, se habría erigido el logos humano y su primacía del decir racional del mundo, entonces, la energía abismal de la ( dis) lengua de la comunidad viviente, subsumida a la voz quitada del logos apremiante, irrumpe como retorno en resistencia del eco negativo del susurro material y cósmico de la “entidad expresiva” de la tierra y lo que no alcanzo a decirse de sí misma en la lengua sub-terreanea de la materia oprimida.
“Me transforme en pasto verde verde
De ladera o manto de mallín
En liquén vivo y reluciente
Y en su escarcha
En agua y en serpiente
Me transformé en el alma de un caballo
Para amar la flor perdida de la grieta
Me transforme en la velocidad de la nieve
Cuando traspasa las heridas de la tierra
En el poeta que soñamos
Sin asma ni estigma
Yo soy del aire
Del aire verde y alzado
Yo estoy más lejos de la sangre que de sol”6.
La lengua del nómos jurídico de la polis, la poesía policial de la identidad lingüística del texto, amarrado al logos civilizatorio del oficio domesticado y burgués del escribir, estalla y se diluye en el murmullo alzado de la “poesía en lo viviente”, se disgrega en la (des) escritura excitada y sin nombres del jardín heterópico de la superficie en llamas. El canto insurrecto de la tierra sublevada y el zumbido animal que la puebla, desactiva el concepto pensado y definitivo de la lengua lineal y transparente, altera el predominio apolíneo de la poesía del cielo inteligible y su palabra nombrada.
La máquina antropo-técnica del lenguaje como imperativo metafísico de subjetivación normativa del nombrar el mundo, sitúa el estado de sitio en el que la concepción burguesa de la lengua administrativa asedia la libre circulación material de los afectos y su puesta en escena de los cuerpos que expresan su persistencia en el existir como modo de ser de lo vivo. Así, el ser de la lengua del mundo y lo viviente; exiliado, expuesto, múltiple, abierto, migrante en formas, espacialidad y temporalidad, pone en juego el libre movimiento de la vida como aperturidad radical de lo existente en medio de lo que es, y desafía la lengua fonética y homogénea de la cárcel teológica del decir humano y abre un habitar de existencia en común más allá de la casa humanista del logos opresor y su ecología vigilante. La entidad poética en las cosas y lo viviente, altera y desactiva la metafísica de la lengua y las palabras que nombran al mundo bajo la egida principial de una conciencia amarrada al yugo del concepto, la soberanía de un cuerpo que piensa y las disciplinas de un poder saber que escribe.
NOTAS
1 Damsi Figueroa Verdugo. Profesora investigadora, poeta y activista. En 1994 publica su primer libro de poesía “Judith y Eleofonte” (Ed. Letra Nueva, Concepción)
2 Damsi Figueroa. Muerte Natural. Ed. Delarchivo. 2020
3 Op. Cit.
4 Benjamin W. Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los humanos. Ed. Taurus
5 Damsi Figueroa. Judith y Eleofonte” (Ed. Letra Nueva, Concepción).1994.
6 OP.Cit.