Javier Agüero Águila / “La transparencia del mundo”. George Bataille y un apunte sobre el amor

Filosofía

Solo un título contiene la palabra “amor” en toda la obra de George Bataille. Se trata de un ensayo corto de 1952 titulado El amor de un ser Mortal (L’amour d’un être mortel). Sin embargo, y no es nada nuevo, el amor es un motivo presente en toda su filosofía y en toda su literatura.

Escribe Bataille en El Erotismo (1957): “El ser amado es para el amante la transparencia del mundo. […] Es, en todo caso, el ser pleno, ilimitado”.

El pasaje es de una gran intensidad filosófica y también poética. No se trataría únicamente de que en el amor sean dos seres los que están puestos en juego en el corazón de un devenir precipitado; tampoco, por cierto, solo de la radicalidad situacional de un yo de cara a una existencia que se le revela a través del otro, ahora, inmensa e inabarcable. Sobre todo, lo que se emplaza, es una transparencia también radical. No se habla de esta o aquella transparencia específica que adecúa nuestras percepciones y nuestra contingencia, sino que una a través de la cual lo que se trasluce es “el” mundo. Aquello que se ama se devela como una zona de tránsito en la que el ser se abre a la infinitud de un mundo en cual el yo entra en desacato con la discontinuidad, sintiendo la plenitud de ese mismo infinito irradiar a través del otro que nos permite acceder por un instante a lo continuo perdido.

Javier Agüero Águila / Llámenla locura o digan filosofía

Filosofía

A Valeria Campos,

por su amistad sincera

en tiempos de desapariciones

1. La filosofía es una forma de locura y, como toda locura, lo es en su singularidad. No se pretende en este breve texto –no se puede– ir más allá de lo que ya se ha escrito sobre este “tópico” a lo largo de la historia del pensamiento (Sócrates, Descartes, Voltaire, Nietzsche, Foucault, Derrida y el largo etcétera), sin embargo, en este intento de buscar lo irreductible, de la insistencia en aquello que no permitiría ninguna hendidura más en la razón; o tratando de explorar la experiencia de la no experiencia en lo hiperbólico, en el exceso del exceso por encima de cualquier presente no-loco sino situado, es que la filosofía, en su momento, ahí donde “actúa”, está loca, y solo un loco o loca podría asistir esta condición.

Javier Agüero Águila / Amar al mundo

Filosofía

El relámpago no era más que una luz ordinaria, ¿Acaso nada podrá mantenerte aquí, mi amor. Leonard Cohen)

¿Y si el mundo fuera el amor? ¿El amor de alguien hacia un otro que en búsqueda de una cierta justica termina por abrazar al mundo, se recoge en él, se acoge y se confunde con él? Nos referimos a todo el amor del mundo que es el mundo; un mundo que contiene la promesa de amar incondicionalmente, más allá de toda muerte, de toda vida y en la sobrevida1, a ella, a él y a nosotros (en latín del pronombre personal “nos” y del adjetivo en plural “otros”; en latín, también, con el sufijo “ter” se forma el posesivo noster, nostra, nostrum. Puntualmente se entiende en su etimología como “yo y otros más”, es decir amar en singular y en plural tanto como se pueda, por lo tanto, amar a la vez todo lo que sea posible amar). ¿Pero este amor que es el mundo es una posibilidad para ir, directamente, al amor mismo? en el sentido de la rectitud –droiture2–, en otras palabras, a esa zona donde se juega sin condiciones la justicia, la responsabilidad, la hospitalidad, la herencia, el otro, en fin, todas figuras de amor en el mundo y a partir de las cuales se nos exige una respuesta, también, política.