Mauricio Acevedo / Giordano Bruno. La herida de la encarnación

Filosofía

“En este universo, Dios habría agotado ya todos sus recursos en la creación[1]”. H. Blumemberg.

La herejía de Giordano Bruno fue patentada en uno de los aspectos centrales de la cuestión trinitaria. La puesta en escena del Nolano como «hereje» planteaba a un filósofo que se equivocaba –principalmente– respecto a su representación impersonal del Hijo en el esquema trinitario, blasfemando así contra el cristianismo.

No cabe duda que en el pensamiento de Bruno supura la herida de la Encarnación. Ni su explícita afirmación de la existencia de un universo infinito homogéneo en acto ni su relación con el copernicanismo –afirma Blumenberg– han podido suplantar esa herida que prometía desarticular los cimientos teológicos de la trinidad cristiana –en el Nolano trasvasados en una plena dimensión cósmica–[2]. En el esquema trinitario bruniano, la cuestión del Hijo está directamente asociada a la importancia que el Nolano le achaca al Intelecto primero. En la Lampas Triginta Statuarum Bruno explicita la importancia del Intelecto primero, pues es la imagen más cercana y propia de la divinidad per se, «Porque es la primera forma en la que se complace el ojo del Padre, como si contemplara plenamente la forma que lo representa[3]».

Mauricio Acevedo / Giordano Bruno. Universo infinito: Perfecta y unigénita imagen de la divinidad

Filosofía

Uno de los rasgos más notables de la nova filosofía del Nolano, está relacionada con la primera obra pintada del intelecto primero1. Se trata de la figuración de un insigne y único retrato, el universo infinito.

A juicio del erudito, Salvatote Carannante, «La particular fisonomía que la dependencia de Dios asume en la Nova filosofía, puede ser profundamente reconstruida, aprovechando la decisión de Bruno para describir el cosmos infinito como el «gran simulacro» y la «gran imagen» de la divinidad2». De este modo la imagen de un universo es inseparable de la imagen pura de un infigurable, Dios. No obstante, la divinidad puede ser comprendida en la multiplicidad, su más fiel vestigio. Vinculando así unidad y multiplicidad como dos categorías importantes en el proyecto bruniano.

Mauricio Acevedo / Esfera infinita

Filosofía
« [La esfera infinita] es grandeza máxima, mínima, infinita, indivisible y que comprende toda medida1»

Esfera infinita es una categoría teológica-teúrgica porque desde ella se habla acerca de lo divino y porque desde ella se comprende una plena incidencia de lo divino en lo lisa y llanamente fenoménico2. En la teología filosófica de Giordano Bruno, esfera infinita, es una categoría constitutiva de la teología trinitaria Padre, Hijo, Espíritu Santo, pero ahora transferido al naturalismo y, por cierto, anticristiano3. En efecto, desde el naturalismo bruniano, la noción esfera infinita será un modo sutil de representarnos un infigurable Dios Nolano, en La lampada delle trenta statues, se refiere al Padre del siguiente modo.

“No existe estatua del padre: su imagen arquetípica es, sin embargo, la luz infinita, en la que concurren las tres cualidades, de modo que el sol, los rayos y el calor están en todas partes y desde todas partes se difunde sin ninguna distinción entre ellos, sino en la unidad e identidad de estos tres: luz, rayo y calor; como en el mismo sustrato, en la misma cantidad y en la misma forma coexistieron fuente [Anfitrite4], río, mar, porque él es la fuente en la que fluye el río, el río que es esa misma fuente, y es río y fuente que son el mismo mar y lago; así que donde quieras que mires y cualquier cosa veas, aparece y es un río, para ser también fuente y mar; lo que parece ser mar eso mismo es fuente y río, y lo que parece fuente es el mismo mar y río5”.

Mauricio Acevedo / Volver al templo de Mnemosine. Giordano Bruno y el arte de la memoria

Filosofía
Exordio a la obra de Marco Matteoli, “Nel tempio di Mnemosine, L’arte della memoria di Giordano Bruno”. (Primera parte).

El erudito italiano, Marco Matteoli, ha vuelto a colocar en boga una veta –casi desconocida– en el variopinto pensamiento de Giordano Bruno. Se trata de la relación del Nolano con el arte de la memoria. Cuestión que, no obstante, fue considerado en algún momento por el tamiz hermenéutico del instituto de Warburg, por italianos como Paolo Rossi y por el filósofo español Ignacio Gómez de Liaño.

Mauricio Acevedo / Giordano Bruno. Universo e imaginación: rostro común y mutación infinita de rostros

Filosofía

Tanto el universo como la imaginación representan dos categorías cosmo-ontológico indisolubles en el pensamiento de Giordano Bruno. La razón estriba en que ambos se vinculan no sólo como estancias receptoras de vida material e inmaterial infinita, sino que por sí mismos producen y componen formas siempre nuevas a partir de un único principio vital e universal que no cesa de inseminar formas en su seno.