En los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Marx escribe que “la formación [Bildung] de los cinco sentidos es un trabajo de toda la historia universal precedente”. Este enunciado no sólo articula la sensibilidad humana a su constitución histórico-universal, sino además enlaza el concepto de historia al de trabajo [Arbeit] y, con éste, al concepto de producción. Es en el horizonte de este triple vínculo entre sensibilidad, historia y producción, que se articula la noción de actividad [Tätigkeit] en el joven filósofo de Tréveris. La acción en la que consiste la naturaleza de los hombres no puede ser concebida como un dominio independiente de los regímenes históricos de formación de los órganos [Organe] y, en tal sentido, al margen de las condiciones sociales en que éstos son producidos; las formas de lo sensible en el hombre —y con ellas su propia objetividad— constituyen un régimen específico de producción de la sensibilidad.