No hay dudas acerca de la relevancia que una figura como la del filósofo italiano Giorgio Agamben (Roma, 1942) detenta en el actual contexto de los debates de la filosofía contemporánea. Su larga trayectoria se inicia en la pasada década del setenta, con una serie de publicaciones que se caracterizan por el vivo interés dedicado a repensar, desde una clave profundamente estética, la problemática general del hombre, su lenguaje y su obra en el horizonte postnietzscheano del nihilismo.