Rodrigo Karmy Bolton / Teología de la historia. La historiografía de Mario Góngora como una Apocalíptica

Filosofía

En la presente comunicación me baso en la idea de Emanuele Coccia desarrollada en La transparenza delle imagini. Averroe e il averroismo, según la cual, la historiografía –como el conjunto de las ciencias sociales nacidas en el siglo XIX- constituye la continuación de la teología por otros medios. Su fuerza sancionadora, distribuidora de justicia y, sobre todo, su articulación cronológica en la forma de la colección autoral, hace de la historiografía un dispositivo teológico-político que asume la forma de un tribunal: “La teología –escribía Feuerbach en su texto La esencia del cristianismo- ha sido convertida, hace ya mucho, en una antropología.” Pero, precisamente porque la teología habría sido convertida en antropología, también debería ser cierto la tesis exactamente inversa: que, como bien sabía Marx respecto de Feuerbach, la antropología nos conduce irremediablemente a la teología.

Giorgio Agamben / La Iglesia y el reino

Filosofía

Fuente: Artillería inmanente

El remite de uno de los textos más antiguos de la tradición eclesiástica, la epístola de Clemente a los corintios, empieza con estas palabras: “La Iglesia de Dios en estancia en Roma a la Iglesia de Dios en estancia en Corinto.” La palabra griega paroikousa, que he traducido como “en estancia”, designa la estancia del exiliado, del colono o del extranjero, en oposición a la habitación fija del ciudadano, que en griego se dice katoikein. Quisiera retomar esta fórmula para dirigirme aquí y ahora a la Iglesia de Dios, en estancia o en exilio en París. ¿Por qué elegir esta fórmula? Porque el tema de mi conferencia es el mesías, y paroikein, vivir en estancia, es la definición misma de la habitación del cristiano en el mundo y de su experiencia del tiempo mesiánico.

Walter Benjamin / El Capitalismo como Religión

Filosofía

Hay que ver en el capitalismo una religión, es decir, el capitalismo sirve esencialmente a la satisfacción de las mismas preocupaciones, suplicios e inquietudes a las que daban respuesta antiguamente las llamadas religiones. Probar esta estructura religiosa del capitalismo, es decir, probar que no es sólo una formación condicionada por la religión como lo piensa Weber, sino un fenómeno esencialmente religioso, nos conduciría hoy al extravío de una polémica universal exagerada. No podemos estrechar la red en la cual nos sostenemos; sin embargo, este punto será apreciado posteriormente.