El aleteo de las mariposas más allá de las fronteras (2016) es una instalación digital interactiva de un colectivo artístico interdisciplinar teamLab con sede en Japón. El título de la obra suscita preguntas e implicaciones críticas como, por ejemplo, ¿están las mariposas o los participantes más allá de las fronteras de las tecnologías digitales en esta obra? ¿Cómo y por qué se configuran estas fronteras? Si consideramos las mariposas digitales como el sustituto de la naturaleza, ¿quién tiene el control sobre la naturaleza más allá de las fronteras, la tecnología digital o el ser humano? La obra sitúa al cuerpo humano no sólo como parte de su entorno natural, sino también como factor dominante para modelar el futuro de la naturaleza, así como el de la obra. Los participantes se vuelven gradualmente más conscientes de sus comportamientos, que repercuten en la continuidad y el bienestar del entorno natural, a través de la experiencia de la interacción íntima con la obra de arte, en particular con su tacto físico. Al construir una instalación de naturaleza digitalizada, los artistas crean una experiencia no para priorizar el sentido ilusorio de la visualidad, sino para aumentar y manipular la conciencia social del entorno natural. Esta obra de arte multimedia presenta una experiencia excepcional y oportuna con sus comentarios sobre el giro ecológico contemporáneo a través del entrelazamiento de los seres humanos, la naturaleza y la tecnología.
Introducción
teamLab, fundado en 2001 por Toshiyuki Inoko en Tokio, Japón, es un colectivo artístico internacional , un grupo interdisciplinar de diversos especialistas como artistas, programadores, ingenieros, animadores de CG, matemáticos y arquitectos cuya práctica colaborativa busca navegar por la confluencia del arte, la ciencia, la tecnología y el mundo natural (teamLab, 2021). En Flutter of Butterflies Beyond Borders (2016), el colectivo teamLab proyecta mariposas generadas por ordenador en tiempo real sobre las paredes negras de un espacio de exposición oscurecido en el Borusan Contemporary, utilizando una proyección en cueva que cartografía aproximadamente 350 pies cuadrados. El espacio expositivo crea un entorno inmersivo para los participantes. Esta obra de arte multimedia es un comentario sobre la creación de formas alternativas de experimentar la interconectividad del arte, la naturaleza, la tecnología y la humanidad. teamLab involucra críticamente a los participantes a través de esta instalación digital interactiva proporcionando experiencias que son provocaciones desafiantes sobre cuestiones sociales y medioambientales.
Las dinámicas y coloridas imágenes digitales de mariposas creadas por un programa informático se renderizan continuamente en tiempo real para volar arbitrariamente entre los bordes de las proyecciones en pantalla y la pared desnuda. Al entrar en el espacio de la exposición, los participantes no son conscientes de que si tocan las mariposas mueren. Sin embargo, como no hay otra forma de ver todo el espectáculo, la instalación les obliga a tocar las imágenes animadas de las mariposas. Los participantes quedan hipnotizados por las coloridas y encantadoras mariposas, y éstas tienden a seguir sus movimientos direccionales más allá de los límites de la obra de arte. Así, el aleteo virtual de las mariposas en el espacio físico crea una experiencia de inmersión mediante la suspensión de la incredulidad.
Para hacer evolucionar el escenario, las imágenes dinámicas de las mariposas que revolotean alrededor de la instalación inmersiva responden a los participantes que entran en la sala. La obra desarrolla un compromiso sensorial y activo con la computación en tiempo real. El proceso de interacción entre humano-máquina o humano-ordenador, especialmente como forma de arte, permite la participación del público (Sommerer y Mignonneau, 1997). Así pues, como característica de las obras de arte interactivas con medios de comunicación “basadas en el tiempo y dinámicas, interactivas y participativas, personalizables y variables” (Paul, 2008), la instalación anima a los participantes a formar parte de la obra. En otras palabras, la obra requiere la participación activa de los asistentes para desencadenar los movimientos de las mariposas proyectadas en las superficies de la pantalla. Sin embargo, en ausencia de los participantes, las mariposas se esconden y la sala se vuelve más oscura y sombría. Así pues, la existencia de los participantes es un factor vital para impulsar los posibles fines de esta obra de arte a través de su proximidad a la instalación.
La instalación identifica inicialmente dos superficies diferentes (la superficie de la pared y las pantallas proyectadas) en las que las mariposas digitales revolotean entre sus bordes (Fig.1). Aunque los participantes no pueden separar fácilmente la pantalla de la pared, las mariposas pueden moverse entre esas superficies en una transición fluida. Cuando las mariposas se adentran en la superficie de la pared, corren el riesgo de morir por el contacto de los participantes. En cambio, cuando las mariposas entran en los bordes de la superficie de la pantalla, ya no les afecta la interacción de los humanos. Durante esta experiencia, los participantes toman conciencia de sus responsabilidades hacia la representación digital de la naturaleza a través del reconocimiento de fronteras que (des)capacitan su agencia. Al hacer visible el marco de la obra de arte a la periferia humana, los participantes toman conciencia de las limitaciones de la tecnología digital. En consecuencia, esta obra de arte muestra la paradoja de las representaciones digitales del entorno natural. No es fácil fomentar al mismo tiempo la experiencia virtual y el sentimiento de la materialidad de la naturaleza. Sin embargo, la experiencia del tacto revela una instancia de construcción de relaciones afectivas entre lo físico y lo digital efímero.
Flutter of Butterflies Beyond Borders (2016), instalación digital interactiva, sin fin, de la exposición “teamLab: Entre el arte y el espacio físico” en Borusan Contemporary, 2016.
La proximidad que potencialmente acaba con la obra de arte es el acto de la mano, es decir, tocar las imágenes de las mariposas. Cuando los participantes tocan una mariposa proyectada en la pared, la forma digital de la mariposa se descompone y finalmente desaparece. En otras palabras, la mariposa muere debido a la interacción con el tacto humano, ya que la experiencia de la obra oscila entre la vida y la muerte. Al entrar en la sala, los participantes se convierten en creadores de la obra al dar a luz mariposas. Al mismo tiempo, su presencia puede ser motivo de cese de la obra si matan demasiadas mariposas (teamLab, 2016). De este modo, la actuación de los participantes pone de relieve el nexo entre los seres humanos, la naturaleza y la tecnología. El flujo de la instalación imita el ciclo de la tierra, ya que la vida misma es una repetición de vida y muerte. Minoru Senda afirma que “… en el pensamiento tradicional japonés, la vida y la muerte siempre existían juntas como iguales, espalda con espalda, por así decirlo, y la muerte nunca se ocultaba de la vida cotidiana” (1992). La experiencia también subraya la inevitabilidad de la muerte, ya que ser consciente de la instalación artística significa la destrucción de la naturaleza cuando se expone.
La efímera vida de las mariposas más allá de las fronteras
El aleteo de las mariposas más allá de las fronteras (2016) implica un comportamiento de las mariposas que pueden revolotear más allá de los límites de la obra de arte. El área más allá de estas fronteras se convierte en un espacio orgánico y biológico, tal vez como la naturaleza, donde el ciclo de vida de las mariposas depende de las interacciones políticas de los seres humanos. Sin embargo, cuando las mariposas, el sustituto de la naturaleza, entran en la zona de la obra de arte (el espacio de lo digital), los humanos no pueden interactuar con las mariposas que, en última instancia, afectan a dicho ciclo vital. La instalación no ofrece instrucciones que informen a los participantes de cómo y por qué sus comportamientos afectan a las mariposas. Aquí, las mariposas pueden entrar en la zona de la proyección mural donde los humanos pierden la capacidad de interactuar con las mariposas digitales para dejar un impacto perturbador. En conjunto, la instalación crea un espacio impugnado por la hegemonía de la tecnología sobre la representación de la naturaleza en el que los humanos no han dado ninguna agencia para dominar y dominar. De este modo, la obra transmite un discurso en el que la tecnología puede suponer un espacio liberador o amenazador por la coexistencia éticamente situada de agentes humanos y no humanos.
teamLab pretende recordar el amor y el cuidado japoneses por la naturaleza. Dado que la relación entre la naturaleza y los seres humanos reserva un lugar especial en la cultura japonesa, las piezas de teamLab exploran, comprenden, revinculan y reconstruyen especialmente la interconectividad del arte, la tecnología y la naturaleza. Según ellos, “al convertir la naturaleza en arte, podemos obtener una sensación de continuidad de la naturaleza que los humanos no suelen percibir” (Rosner, 2019). teamLab se inspira sobre todo en sensaciones que se perdieron en el proceso de modernización japonés desde la Restauración Meiji (Iwama, 2015). El periodo Meiji (1868-1912) trajo la modernidad occidental a Japón por su mayor atención a los campos industrializados de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, debido al rápido desarrollo tecnológico e industrial de Japón, “la naturaleza que siempre han afirmado apreciar se ha convertido en víctima de la contaminación” (Ferkiss, 1993). Por tanto, dado que la tecnología desempeña un papel transformador en el cambio de la cultura de los japoneses, teamLab replantea con sus obras de arte los efectos de la tecnología en la cultura de Japón y la relación entre la naturaleza y los seres humanos.
En la experiencia del Aleteo de mariposas más allá de las fronteras (2016), los participantes pueden actuar consciente o instintivamente ante lo que les espera en la sala de exposiciones. Sin embargo, los participantes también pueden decidir interactuar o no, es decir, matar o no a las mariposas. A continuación, la elección de ese insecto concreto por parte de teamLab es una de las razones que influyen en las decisiones de los participantes. Las mariposas son animales inofensivos, y estéticamente tienen un atractivo que despierta el deseo de cogerlas o tocarlas. Esta experiencia también puede recordar a los animales que se encuentran en los zoológicos o circos rodeados de espectadores que miran a distancia. En “Por qué mirar a los animales”, John Berger menciona que los animales tienen significados secretos dirigidos a los seres humanos. Por ejemplo, tienen “funciones mágicas, a veces oraculares, a veces sacrificiales” (1974). Además, el sacrificio es una especie de explotación de los animales en aras de los deseos de los humanos.
En la cultura japonesa, las mariposas representan la vida, la muerte y la feminidad (Arteingiappone, s/f). En esta instalación, las mariposas digitales representan estos conceptos al representar la relación entre la naturaleza y los seres humanos. Lo efímero de las mariposas señala la acelerada extinción de algunas especies animales y revela lo frágil y sensible que es el ecosistema a las acciones humanas. Desde una perspectiva binaria, la mujer, identificada con la naturaleza, significa vulnerabilidad al igual que las mariposas más allá de las fronteras de la cultura -o de la tecnología en este contexto. En palabras de Thomas Patin y Jennifer McLerran, “Esta identificación se considera la fuente de la opresión y el estatus inferior de las mujeres, ya que la naturaleza se asocia con seres de niveles inferiores de existencia, que no han alterado su entorno mediante la agencia de la cultura” (1997). Sin embargo, la naturaleza no es un sujeto pasivo, sino que siempre da una respuesta. No hay aislamiento en el universo, ya que los seres humanos y no humanos, la naturaleza y la tecnología están interconectados. Como indica la teoría del caos, en un fenómeno conocido como el efecto mariposa, el aleteo de una mariposa puede ser la causa de múltiples acontecimientos en distintas partes del universo. El concepto de interconectividad que pretende abordar el colectivo artístico teamLab está estrechamente relacionado con el efecto mariposa. En esta instalación, el caos se produce en forma de aniquilación de la obra de arte.
En consecuencia, Flutter of Butterflies Beyond Borders (2016) plantea cuestiones sobre la agencia de los animales no humanos. Pueden las representaciones digitales de las mariposas tener derechos en esta instalación inmersiva? Tienen voz? Además, ¿podemos pensar en la agencia de la naturaleza? En su análisis del enfoque de Bruno Latour sobre la agencia, Elizabeth Swanstrom sugiere que “…eleva a todos los agentes al mismo nivel de importancia: todos los sujetos son objetos, todos los objetos son sujetos, y la agencia no es más que un subproducto de su acción colectiva y amalgamada. Como tales, todas las cosas merecen un estatus legal, es decir, derechos” (2016). Aunque no se menciona la agencia de los animales no humanos, sostengo que esta instalación es una invitación a tomar conciencia de la condición arriesgada de la visión del mundo centrada en el ser humano. Los participantes experimentan el espacio de la obra a través de sus posibilidades de movimiento. Su capacidad para cambiar la experiencia de la obra es limitada. Cuando los participantes reconocen que su acción provoca una reacción destructiva, su actitud indiferente, apoyada por la inmersión en imágenes parpadeantes de mariposas, se ve socavada. Cuando los participantes dirigen el camino que pueden tomar las mariposas, “los límites entre la obra de arte y el espectador se vuelven ambiguos” (Rosner, 2019).
Interacción humana con la tecnología y la naturaleza
¿Cuál es la implicación indirecta de la acción humana en este entorno natural digitalizado? Los artistas señalan que “nos gustaría explorar cuestiones como qué es el ser humano, qué es el mundo para el ser humano, la nueva sociedad y la nueva forma de ser humano” (Lau, 2016). Aquí, el ser humano no es solo un observador, sino que es un poder imperial que posee la mirada. Al igual que la posición de Dios, sus ojos como autoridad miran desde una distancia centrada a la naturaleza. Por lo tanto, el impacto humano en el escenario tiene primacía y su agencia del tacto afecta en última instancia al flujo. Sin embargo, como señalan Jennifer Daryl Slack y Macgregor Wise, “la agencia no sólo tiene que ver con la intención humana; en las relaciones de agencia intervienen muchos elementos, incluida la tecnología” (2005). Así, las funciones de diferentes agencias, como las tecnologías digitales aplicadas en la producción de esta obra, manipulan las acciones humanas. Por ejemplo, los participantes pueden cambiar el flujo de la obra, ya que la tecnología digital capacita parcialmente a los humanos para satisfacer sus deseos tocando y dejando un impacto irreversible.
Siguiendo esta premisa, la instalación es un elogio de la tecnología a primera vista. Es una representación convincente de la naturaleza, y la mayoría de los detalles técnicos permanecen ocultos a los participantes. Sin embargo, en este tipo de obras de arte multimedia, Christiane Paul indica que “la tecnología es un medio, como la pintura o la arcilla, para la mayoría de los artistas de los nuevos medios. (…) el medio suele ir por detrás de los conceptos que los artistas intentan comunicar, a menudo deben ampliar los límites o desarrollar tecnologías para expresar sus ideas” (2008). Sin embargo, las tecnologías no son meros elementos pasivos, sino componentes activos de las experiencias artísticas. La tecnología es una forma de hacer, fabricar y crear. Por lo tanto, la tecnología no es sólo una herramienta para la mera exhibición en la obra de arte, sino que también es una de las creadoras de la experiencia artística. Como en esta instalación, aunque la tecnología digital se utiliza como medio para proyectar la expresión creativa, también se convierte en creadora de la experiencia. Los artistas transforman intencionadamente el medio en protagonista, ya que separa las zonas de diferentes modos de interacción.
Para tocar las mariposas, los participantes tienen que acortar la distancia entre ellos y la obra de arte. Según Walter Benjamin, la distancia es el factor esencial para mantener la autenticidad de una obra de arte (2008). El observador humano debe mirar desde lejos para sentir el aura de esa obra. Además, Benjamin afirma que las imágenes mediáticas han perdido su autenticidad porque han perdido la distancia. Entonces, ¿no tiene esta obra de arte mediático un aura? En este punto, el artículo de Kim Knight sobre la imagen mediática, la interactividad y el aura de las obras de arte sugiere posibles respuestas a esta pregunta. En contraste con la argumentación de Benjamin, Kim Knight propone que “la autenticidad aumenta con la cercanía” (2015). Existe una correlación entre el aumento de la participación y el aura. Del mismo modo, en esta obra, la interacción con la reproducción digital de la naturaleza construye un aura nueva. Los participantes se acercan a la obra de arte tocando las mariposas, que también revelan cuidado e interés.
Por último, en un influyente artículo, “On Touching”, Karen Barad afirma que “Tocar es una cuestión de respuesta. Cada uno de “nosotros” está constituido en capacidad de respuesta. Cada uno de “nosotros” se constituye como responsable del otro, como el otro” (2012). Barad añade: “Y el tacto nos involucra en un sentido de causalidad” (2012). Partiendo del concepto de causalidad, el tacto deja huella como comunicación afectiva entre sensualidad y fisicalidad. La visualidad háptica de la obra Flutter of Butterflies Beyond Borders (2016) crea un puente entre lo virtual y lo físico a través del acto de tocar. Aunque los participantes no establecen un contacto físico literal con una mariposa real, pueden sentir la presencia de su ser en la superficie por la tensión de la cercanía. En esta obra no hay una sensación física definida, sino una emergencia de fisicalidad a través de la creación de mariposas virtuales. La experiencia guiada por la acción transforma tecnologías digitales no materiales como la luz, los sensores y las imágenes en fuentes casi tangibles y efímeras.
Coda
En las expresiones creativas de la justicia medioambiental, el arte mediático y las tecnologías digitales fomentan diferentes modos de interacción y ocupación sensorial multimodal. Las formas emergentes de práctica creativa potencian formas alternativas de trabajar en colaboración con la naturaleza, explorar las similitudes a través de la inclusión y comprometerse con el mundo del futuro. Con la creación de Flutter of Butterflies Beyond Borders (2016), teamLab hace hincapié en la necesidad de construir una interacción y un diálogo responsables entre la naturaleza y los seres humanos. Dado que los seres humanos no pueden predecir fácilmente lo que vendrá en el futuro, al involucrar a los participantes con un entorno virtual sensible, la instalación pretende concienciar sobre los efectos de las acciones para el posible futuro de la naturaleza. Aunque los artistas mitifican los mecanismos de funcionamiento de la instalación denominando a sus herramientas “tecnologías digitales no materiales”, la obra compone una vía para ser conscientes de la materialidad de lo digital con la implicación de una naturaleza finita. En lugar de construir un sentido plástico de la experiencia de la división política entre la naturaleza y los seres humanos, el entorno natural virtual digital de Flutter of Butterflies Beyond Borders (2016) revela una forma alternativa en que la naturaleza puede estar siempre presente en la construcción de esta relación empática que es más directamente sensible.
Obras citadas
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