Mauricio Amar / Handala en Gaza

Política

En 1969 el caricaturista palestino Naji al-Ali publica en el diario kuwaití Al-Siyasa una viñeta que muestra a un niño vestido con ropa parchada y pies descalzos que da la espalda al espectador. El niño se llama Handala, que es el nombre en árabe de la coloquíntida o tuera, una planta de sabor amargo, de modo que podríamos decir que Handala se puede traducir como amargura. El niño tiene diez años que es la edad en que al-Ali fue expulsado de Palestina y convertido en refugiado. Handala siempre mira hacia un horizonte incierto, pero se encuentra rodeado de desastre, muerte y corrupción. Sus pies desnudos van pisando directamente una tierra que lo desprecia, en la que no es bien recibido. Es el niño que no tiene lazos con el mundo, porque este lo ha sobrepasado, desarraigado y puesto en el lugar de los que sólo tienen una vida que no importa a nadie.

La potencia de Handala reside precisamente en su debilidad. Sin mirar a los ojos resulta acusador. Sin decir una palabra muestra la catástrofe moral del mundo que le ha obligado a vivir como refugiado. Ante el genocidio que está llevando a cabo Israel contra los palestinos de Gaza, que encuentran, hasta ahora, su punto más letal en el bombardeo del Hospital Bautista, Handala aparece una y otra vez bajo diversas formas. Su cuerpo aparece en videos del pasado jugando con otros niños entre los escombros, descuartizado por un misil, olvidado por imágenes falsas de la propaganda sionista. Así es, olvidado también aparece, porque la denuncia de Handala, su amargura es precisamente la de un olvido. Olvido de lxs niñxs, olvido de la igualdad, olvido de la humanidad. Olvido que es también un fracaso. Fracaso del mundo con lxs niñxs, fracaso de la igualdad, fracaso de la humanidad.

Gaza está llena de Handalas. Algunos vivos, otros muertos por las bombas israelíes. Incluso en esta hora aciaga para Palestina, Handala se levanta de las ruinas, quizá como un espectro, para denunciar un mundo que lo ha olvidado, que ha fracasado.

Descarga este artículo como un e-book

Print Friendly, PDF & Email

Deja un comentario