Después de la conmoción de Charlie, la clase política nos habla mucho del “derecho a la seguridad”. ¿Tendríamos que ser cautelosos respecto a esto?
En lugar de hablar de la libertad de prensa, uno debería hablar más bien de preocuparse por las repercusiones que las reacciones ante los actos terroristas tienen sobre la vida cotidiana y sobre las libertades políticas de los ciudadanos, sobre los cuales pesan dispositivos de control cada vez más generalizados.