Mauro Salazar J. / Intersecciones de memoria. Salvador Allende en 1891. (Entre el salitre y el cobre)

Filosofía, Política

A Miguel Valderrama.

Balmaceda escribió la página de la historia chilena con el más profundo y hondo sentido nacional el pampino reedita hoy día ese sentido, al saber y tener conciencia que el salitre es de los chilenos” Salvador Allende, 1971.

El escenario ensangrentado (1886-1891) devela la escena epidemiológica del Centenario y el fracaso del primer movimiento modernizante. La guerra civil dictaminó el trágico desenlace del «ensayo liberal», de carácter intra-oligárquico, aunque cifrado en múltiples potencias de la «lira popular». Prosas y poesías, símbolos cristianos, la demonología del presidente en una pantera, crónicas, epístolas de la tempestad y emplazamientos al púlpito de la Iglesia. En suma, aquí se desplegaron potencias, imágenes de prensa, exaltaciones imaginativas, construcción de Estado y bienes públicos.

Mauro Salazar J. / Allende en las escrituras de Placilla. El Golpe entre nosotros

Filosofía, Política

a Daniel Mansuy, a las condiciones de posibilidad, al cómo y porqué, es posible que enuncie su propio mito, el mito de la necesidad del golpe. A ese afán de objetividad mitificante que distribuye culpas tras 50 años. Y cuya obsesividad final -mediaciones mediante- recae en un solo nombre, Salvador Allende. Tarde de Julio, 20231*.

Placilla, 28 de agosto de 1891. Dos mil muertos. He aquí el escenario ensangrentado donde capituló la fuerza hegemónica del Balmacedismo (1886-1891)2 con su oscilante potencia entre modernismo (estéticas plebeyas y artes cultas) y modernización (técnica, obras públicas, progreso). La guerra civil dictaminó el trágico desenlace del texto liberal cifrado en múltiples potencias. Prosas, poesías populares, crónicas, epístolas de la tempestad y emplazamientos al púlpito de la Iglesia. En suma, aquí se desplegaron intensidades semióticas, imágenes de prensa, exaltaciones imaginativas y construcción de Estado Laico. La banca privada se sintió amenazada por el proyecto gubernamental de crear un banco público, que buscaba mitigar la prevalente oligárquica, las ambiciones de banqueros y elencos del mundo crediticio-feudatario. Entre enciclopedismos, furias patrióticas y diccionarios nacionalistas, quedaba pulverizada la posibilidad de fortalecer un incipiente programa industrial perpetrando una herida al régimen hacendal que inviste la «oligarquía revolucionaria-reaccionaria» afincada en el Congreso, en los astilleros de Iquique y el monopolio extranjero. El “presidente [personaje proverbial] se ha colocado fuera del régimen Constitucional” -dice Waldo Silva el 07 de enero de 1891, invocando el significante libertad secuestrado por el ensayismo oligárquico (Ismael Valdez, nota 1891). El preciado oro blanco ha depravado la época. Aquel obrerismo lumínico quedaba siniestrado, pese al vigor comprometido contra el extractivismo salitrero, la preocupación por el pueblo, antes que por los círculos aristocráticos financieros, locales e internacionales.