Miguel Ángel Hermosilla Garrido / Para una aproximación crítica a la historia de la filosofía moderna

Filosofía, Política

En este comentario me interesa interrogar la historia de la filosofía moderna como articulación imperial de lo político, que se expresa como dispositivo proto fascista –orientalista1, al interior de la filosofía de la historia del capital y su configuración onto política moderna, entendiendo que estos, más que conceptos monumentales, son articulaciones o tecnologías inmunitarias que reaccionan ante la emergencia de un singular que desorganiza un cierto “nomos de la tierra”, como esquema de orden en el que se determina la diferencia entre la verdad y el error, entre lo normal y lo patológico, entre lo civilizado y lo barbárico, entre un nosotros y ellos. La historia de la filosofía moderna pone en juego el imaginario imperial de lo político como forma histórica de constitución del poder, en términos de una relación compleja entre soberanía y vida. En ese sentido, la razón imperial es una operación soberana ejercida sobre la vida, para administrarla, productivizarla o, incluso, sacrificarla.2 en este horizonte reflexivo la historia de la filosofía moderna se inserta al interior de esta narrativa soberana- la razón imperial- en articulación con lo que el mismo Sergio Villalobos- Ruminott, denomina, “filosofía de la historia del capital”, aclarando que con este concepto no se hace referencia a un relato o esquema normativo y explicativo que daría cuenta del movimiento de la historia a cabalidad, sino como una narrativa compleja y diversificada que asigna a esta historia una cierta destinalidad, o si se quiere, una cierta estructuración archeó- teleológica que le da sentido y fuerza como relato general y reconstructivo que justifica las derivas de los procesos históricos de las formas de acumulación capitalista3.