El capitán Ibrahim Traoré es joven. Geólogo de formación, militar curtido en la guerra y ahora líder de un país del Sahel, Burkina Faso, que fue colonia francesa entre finales del siglo XIX y 1960, fecha de su independencia formal.
Traoré, líder no elegido democráticamente, subió gracias a un “golpe de estado” -revolución dirán muchos-, el cual recibió apoyo incondicional de la gran mayoría de población local.
Luego de derrocar al teniente coronel Paul-Henri Sandaogo, en septiembre de 2022 (que a su vez había llegado al poder vía un golpe militar), asume el mando, y por vía de sus políticas es declarado el sucesor del líder revolucionario Tomas Sankara: su reencarnación. Desde pavimentar el país, a construir hospitales modernos, pasando por un proceso de modernización del área agropecuaria, construcción de universidades, casas y un sinfín de proyectos que impactaron positivamente esa nación, Traoré ha desarrollado el país en todas las áreas. Además, ha conseguido un avance en la recuperación de territorio bajo el dominio de los islámicos radicales; Traoré, entonces, ha revolucionado su nación, ganando así la lealtad absoluta de su población.
