Mauro Salazar J. / El rictus Tohá. «Lázaro, levántate y anda»

Filosofía, Política

Unos van por un sendero recto,
Otros caminan en círculo,
Añoran el regreso a la casa paterna
Y esperan a la amiga de otros tiempos.
Mi camino, en cambio, no es ni recto, ni curvo,
Llevo conmigo el infortunio,
Voy hacia nunca, hacia ninguna parte,
Como un tren sobre el abismo.
Anna Ajmátova

La arremetida del universo post-concertacionista comenzó el 06 de septiembre de 2022 cuando Carolina Tohá asumió como Ministra del Interior y Seguridad Publica. En sus primeros días desplegó una serie de mensajes (de reposada raigambre PPD) que indicaban cómo el romanticismo termina estallado -trastornado- en los muros de la economía política. Más tarde, ya en modo electoral -su apellido e historial en los sucesos del país- ha puesto en circulación marcas, imágenes y trazas dúctiles del mundo concertacionista en una versión remasterizada. Desde un árbol semántico -en absoluto desarrollo- se aparta de una burocracia estatal, y no se agota en estigmas contra la revuelta y su clímax de calle (2019). Tampoco niega las modernizaciones pendientes, admite los déficits de gestión y territorio, suscribiendo un proyecto país. Lejos de la facticidad, la exministra estuvo a la diestra de Ricardo Lagos en un mítico momento político-medial, donde el futuro presidente apuntaba con el dedo a Pinochet en un canal afiliado a la dictadura (Tráiler del plebiscito como máquina publicitaria). A la luz de tal poética -la menos esperada- conviene suspender temporariamente el recurso neurótico “de los 30 años y la inflación de los torniquetes” -leyenda negra- y el pregón de sus épicas. Huelgan algunas preguntas sobre la complejidad del orden, sin soltar las diferencias parciales o insalvables.

Rodrigo Karmy Bolton / 11-43

Filosofía, Política

Habrá sido en 1988 cuando mi padre tuvo la astucia de llevarme, un día soleado, al cierre de la campaña del NO en el Parque O´Higgins. Tenía solo 11 años y Los Prisioneros temblaban en los oídos. Radio Cooperativa sonaba por cada corte de luz o Radio Umbral con Sol y Lluvia martillando el futuro. Un niño como yo que había vivido en la burbuja de Chile, entre las comunas de La Reina y Providencia sabía, sin embargo, de la existencia de otro mundo. No solo por quienes hacían el aseo en casa, sino por los miedos que a poco andar se dejaban tocar en los gestos de mis padres, cada vez que preguntaba porqué todos los años estaba el mismo Presidente –vestido de militar- o porqué mi madre lanzaba agudos garabatos cuando aparecía la Primera Dama en su patético mensaje de Navidad. Se alcanzaba a ver que el mundo adulto experimentaba una gran conmoción. Apenas jugaba con amigos en la plaza –quizás fuimos los últimos en hacerlo- pero eran amigos para los que todo estaba bien y para quienes el NO era la cristalización demoníaca.