Massimo Pallottino observó una vez que, aunque los estudios de etruscología han alcanzado un rigor y una riqueza que nada tiene que envidiar a otras disciplinas, algo así como un misterio continúa obstinadamente rodeando a los etruscos. En realidad, este misterio tiene su raíz en dos simples circunstancias: la pobreza de testimonios escritos, que carecen de carácter literario y que consisten en inscripciones sepulcrales o votivas; y, el hecho de que los testimonios arqueológicos y artísticos, extraordinariamente ricos, provienen esencialmente de tumbas. Una civilización sin literatura escrita (aunque sabemos que había un teatro floreciente, pero el teatro, como lo demuestra la Comedia del Arte, también puede vivir oralmente) y una civilización sepulcral, que parece ocuparse más de los muertos que de los vivos.