En los laberínticos entresijos de la Bagdad del siglo X, se susurró la extraña historia de un hombre conocido solo por el nombre de Farid. De las ondulantes dunas de los parajes más solitarios emergió este anciano, vestido con una sencilla túnica y llevando en su agrietado rostro el peso de los siglos. La presencia de Farid despertó una peculiar inquietud. Un constante zumbido, como el aleteo de un millón de mariposas, acompañaba cada uno de sus pasos, una vibración sutil que parecía penetrar el aire y robarle toda quietud.
Cuentos
Tariq Anwar / El vértigo
Filosofía, LiteraturaExiste un vértigo inicial, el vértigo de la existencia. En él nos encontramos rara vez. Es como esa imagen relampagueante de la que hablaba Benjamin. Imagen que no puede ser vista, mas condición de toda imagen. Es decir, el vértigo de la existencia es desde siempre una especie de inalcanzable al que toda mano tiende sin encontrar apoyo, un desdoblamiento perpetuo que crea la sensación de un yo firme y soberano, un caos al que tememos arrojarnos y preferimos montar sobre él un mundo cuadriculado. El vértigo de la existencia es temblor. Sacudida en la que el yo se encuentra a distancia de sí, se confunde con los otros. No hablemos de profundidades, o digamos mejor, se trata de la profundidad de la superficie, de lo expuesto.
Gregorio Torres Quintero / La sirena
LiteraturaFuente: El Barrio Antiguo
—¿Es cierto, Basilio, que existen las sirenas?
—Tan cierto es que existen como que me llamo Basilio —contestó el pescador.
—A mí no me parece que sea tan cierto, y en cuestión como esta, yo soy más desconfiado que Santo Tomás.
—¿Ver y creer? Pues yo vi y por eso creo.
—¿Tú has visto? ¿Has visto sirenas? No delires. Habrás sido juguete de un engaño.
—¡Juguete de un engaño! No, señor, ¡si lo recuerdo como si hubiese sido ayer!